Retroceso

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Hades tragó saliva. Por más que lo intentaba su corazón no se tranquilizara y es que no era para menos...

No es que el rey del Helheim fuera alguien fácil de intimidar (para nada) pero siendo sinceros, pocas personas podrían mantener la calma estando en su misma situación: con los ojos vendados, semidesnudos (más específicamente, únicamente vestido con un boxer negro pegado a su figura), acostado sobre una cama y con todas sus extremidades inmovilizadas gracias a esposas con cadenas sujetadas a cada esquina del mueble...

Sin duda, el dios nunca se había sentido tan débil y expuesto... tan incapaz de defenderse... y peor aún, era saber que no se encontraba solo en aquel lugar, si no que se encontraba acompañado de su peor (o mejor) opción para ese momento: Su amado consorte, Qin Shi Huang, el primer gran emperador de china.

Y si todo lo anterior no fuera lo suficiente para erizarle todos los bellos de todo el cuerpo al griego, lo que más le preocupaba (aunque no quisiera admitirlo) era saber que su "adorable" esposito, estaba más que dispuesto a arrebatarle su "última virtud" para saldar una rencilla que tenían entre ellos desde hace días... y lo peor es que, aunque la idea no le agradaba para nada, el propio albino había sido quien cedió y ofreció ese "tributo" a cambio de poder arreglar las cosas con su amorcito... (aunque llegados a este punto, naturalmente que se moría de nervios).

Pero ¿Cómo había llegado Hades a semejante situación?

Bueno, esa era una curiosa historia que había comenzado poco menos de dos semanas atrás...

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- ¡¿En serio existe una medicina que puede lograr que un hombre se embarace?! – cuestionó Tesla a Belcebú totalmente sorprendido mientras lo tomaba por los brazos.

Ante la pregunta, el demonio solo pudo tragar saliva y asentir ligeramente apenado antes de contestar (él estaba nervioso no tanto por la información solicitada, sino más bien por la cercanía del científico) -Si... se llama paraphonsýnê y es un elixir griego... aunque yo nunca lo he visto en acción... y por lo que sé, los embarazos se presentan en muy raras ocasiones...-

- ¡Wow! ¡¡Ahora me muero por estudiarlo!! -gritó emocionado el castaño con una enorme sonrisa - ¡¿Será que me puedes conseguir un poco, Beel?! ¡Porque ese sería un proyecto ideal para que trabajarlo juntos! -Y para ese punto, Nikola estaba tan fascinado por todo el tema, que se pegó aún más al otro, logrando que el azabache se sonrojara mucho, motivo por el que Gondüll fue a ayudarlo.

-Calma, señor Tesla- dijo la valquiria en paciencia al tiempo que colocaba sus manos entre los dos hombres -ya le he dicho que no es correcto que invada el espacio personal de alguien más, solo porque usted tenga curiosidad sobre algo...- concluyó provocando que el inventor soltara un "cierto" antes de alejarse un poco, evitando así que el dios de las moscas se terminara por desmayar por la emoción.

No obstante, antes de que alguien más pudiera decir otra cosa, la última persona presente en la habitación, los interrumpió- Oye Nikola... -expresó Qin Shi Huang al tiempo que se cruzaba de brazos y levantaba una ceja -Me alegra que toda esta situación te emocione tanto, pero te recuerdo que yo soy el principal afectado... y antes de que intentes convertirme en un conejillo de indias, primero necesito que me confirmes si estoy embarazado o no-

Y es que eso era cierto, pues al enterarse del efecto secundario del paraphonsýnê, lo primero que hizo el asiático, fue ir a buscar apoyo en laboratorio de Tesla, ya que sabía que no había otra persona más adecuada para solicitarle que le ayudara a aclarar aquel misterio. Sin embargo, lo que el ojimiel no imaginó fue que en el lugar también se encontrara Belcebú pues, desde hace tiempo, los dos científicos se apoyaban mutuamente con algunas cosas; aunque para desgracia del demonio, aún no habían encontrado algún tema que les requiriera trabajar juntos de forma permanente... o eso fue hasta ese día, cuando entro por la puerta, un "proyecto ideal"

ParaphrosýnêDonde viven las historias. Descúbrelo ahora