¡Victoria! ... ¿pero de quién?

338 18 13
                                    

Y allí estaba Hades, solo, en medio del campo de batalla. Al final, el combate con las dichosas bestias (que se asemejaban a lobos muy grandes y monstruosos), había resultado ser mucho mas complicado de lo que él supuso en un principio. Esto era porque, aunque no eran tan fuertes, no solo eran bastantes, si no que además, eran demasiado resistentes y, por tanto, no pudieron frenar su avance tanto como hubieran querido, logrando que en ese punto, esos animales estuvieran peligrosamente cerca de la prisión de los titanes, la cual a su vez, también se ubicaba junto a una aldea de gran tamaño.

Por este motivo, el dios había dado la orden de que la mayoría de sus soldados se enfocaran en evacuar aquel poblado, quedando así prácticamente solo en medio de aquella lucha; motivo por el cual, el griego no pudo evitar pensar que todo esto le recordaba demasiado a la vez que tuvo que enfrentarse a los titanes él solo, pues igual que en esa ocasión, ya se estaba agotando... 

Aunque el albino tampoco pensaba quejarse, pues esto no era más que otra parte de su responsabilidad como regente del Helheim...

Pero eso no evitaba que se sintiera cansado y solitario...

De esa forma, Hades siguió peleando con todos esos lobos al tiempo que pensaba que ojalá pronto llegara alguien, sin embargo, eran tantas bestias que no pudo evitar que lo rodearan y solo entonces, el ojivioleta entendió que se encontraba en una situación realmente mala pues, aunque hasta el momento se había mantenido prácticamente sin heridas, eso ya no sería posible...

-Carajo, de haber sabido que esto pasaría, me habría disculpado con Qin- se dijo el dios mientras apretaba su lanza entre sus manos.

No obstante, el peliblanco ya no pudo seguir pensando en nada cuando todas esas bestias se lanzaron a atacarlo al mismo tiempo, aunque claro, aun así él estaba más que decidido a mantenerse firme hasta el final...

Por ello, el rey siguió batallando mientras se preparaba mentalmente para el dolor que le producirían las garras y dientes de los animales que estaban a su espalda... aunque finalmente, esa sensación nunca llegó pues en su lugar, sintió como alguien se colocaba detrás de él.

-Hades ¡¿porque carajo no me llamaste para que viniera a ayudarte?! -preguntó molesto el emperador al tiempo que se colocaba en posición de batalla, sorprendiendo así al ojivioleta.

-Qin...- susurró el griego mientras sonreía sin que pudiera evitarlo -Sinceramente... no deseaba ponerte en peligro... - comentó algo apenado.

- ¡¿Qué?! -gritó indignado el humano mientras seguía peleando con los lobos- ¡¿En serio crees que no puedo defenderme de unos cuantos perros?! –

Ante esas palabras, Hades no pudo más que apenarse pues se percató de que, así fuera para protegerlo, nuevamente había subestimado las capacidades de su consorte -Yo...- quiso explicarse el dios, pero en ese momento fue interrumpido por el chino.

-Así déjalo. Primero acabemos con estos animales y luego hablamos con calma - expresó el azabache, sorprendiendo aún más al otro con su madurez, por lo que este solo pudo asentir y posteriormente, los esposos se prepararon para terminar con esas bestias de una vez por todas...

%%%%%/////%%%%%/////%%%%%


Poco más de una hora después, al fin llegó Poseidón al lugar de la batalla pero se sorprendió cuando al hacerlo, observó que todo el lugar se había convertido en un baño de sangre y en medio de este, se encontraba Qin y Hades tranquilamente sentados bajo de un árbol: El humano con sus piernas cruzadas y el albino acostado, con su cabeza encima de las piernas de su esposo, al tiempo que el chino acariciaba suavemente su cabello... Una escena que desprendía tanto amor y confianza entre ambos hombres que sería idílica de no ser por el sangriento escenario que los rodeaba...

ParaphrosýnêDonde viven las historias. Descúbrelo ahora