Capítulo 50

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Maratón 4/4

Pov Thiago
Mads y yo nos comimos las patatas fritas, aunque yo dejé que ella comiese más que yo. Mis amigos querían quedar para ir a beber.

Madelaine.- ¿irás con ellos?

Thiago.- no sé, estoy exhausto. No he descansado absolutamente nada.

Madelaine.- sí quieres, ve, no me importa.

Thiago.- no. Quedaré con ellos mañana, ahora solo me apetece estar en la casa.

Madelaine.- ¿quieres un masaje?

Thiago.- no, amor, no te preocupes.

Madelaine.- bueno.

Thiago.- tenemos un billar, ¿jugamos?

Madelaine.- claro, será divertido.

Thiago.- está en el garaje.

Vamos juntos al garaje para jugar al billar y pasar tiempo como pareja. Pongo música en un radiocasete que mi padre utilizaba para ponernos música a Alana y a mí cuando éramos pequeños. La nostalgia recorre mis venas.

Madelaine.- ¿quién se quedará esta casa?

Thiago.- no lo sé, no quieren decirnos nada, lo único que sabemos Alana y yo es que ya tienen el testimonio listo para cuando fallezcan.

Madelaine.- entiendo...

Thiago.- no quiero hablar de esto, juguemos.

Madelaine.- perdón por sacar el tema.

Thiago.- tranquila, Madsy, no pasa nada.

Me acerco a ella para abrazarla.

Thiago.- estoy bien.

Madelaine.- perdón.

Thiago.- no me importa.

Beso la punta de su nariz y ríe, dejo de abrazarla y ya nos pondríamos a jugar al billar.

Estuvimos bastante tiempo jugando al billar y también a un futbolín. Yo no dejaba de bostezar, además de que mi espalda me dolía. Lo mejor era irnos a dormir para estar como nuevos. Nos despedimos de mi familia antes de ir a la habitación para dormir ya.

Mads y yo ya estamos bajo las sábanas, acaricio su vientre con mis dedos sin pasarme. Ella se dedica a repasar el contorno de mi rostro.

Madelaine.- verte así me causa gracia y ternura.

Thiago.- soy tu niño pequeño.

Madelaine.- pues ya eres mayor, eh.

Thiago.- sigo siendo un niño.

Madelaine.- anda, durmamos.

Recorto distancias para besarla dulcemente. Apago la luz y la abrazo para dormir así. Ella se dedica a acariciar mis nudillos.

Por la mañana

Despierto solo en la cama. Bufo frustrado y sin importancia me acomodo mi polla. Por suerte no he despertado con una erección.

Bajo a la cocina a desayunar y allí solo está Mads, sentada desayunando. Me acerco a ella y limpia su boca con una servilleta para besarme.

Madelaine.- buenos días, cariño.

Thiago.- buenos días, princesita.

Madelaine.- quise dejarte dormir.

Thiago.- lo necesitaba. ¿Y los demás?

Simple casualidad || Madelaine Petsch Donde viven las historias. Descúbrelo ahora