Capítulo 7

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Iris me seguía molestando después de haberme encontrado con Eiden en una escena muy comprometedora. Gracias al cielo fue la persona correcta la que entró a mis aposentos. Recorrimos los pasillos de la mansión echando risas de complicidad.

Al llegar al comedor el abuelo no me miró, di por sentado que todavía estaba enojado por el descuido que cometí. Suspiré exageradamente.

—Buenos días, Abuelo—dije, luego le sonreí a Isis y Syn.

—Buenos días, Jenna—dijo al fin, pero pude notar algo extraño en su tono de voz.

Traté de iniciar una conversación con el abuelo pero de tantas respuestas vagas me rendí, hoy no era un buen día para él al parecer. Comimos en silencio y cada uno se fue a pasar el rato como más le apetecía, después de todo, tuvimos tres días intensos y este era el día de la recuperación mental, al menos es como yo lo llamo. Fingir sonrisas y estar atentas a cada detalle me agotan tanto que podría volverme loca.

Caminé por el jardín palpando los pétalos de las flores, observé a las abejas y mariposas revolotear hasta que me topé con un nido de pájaros entre los arbustos. Lo contemplé a una distancia prudente por un largo tiempo mientras esperaba a mamá pájaro.

La Sra. P me sorprendió al tocarme el hombro—, Mi niña, te estoy llamando hace rato, ¿en dónde tienes la cabeza esta vez?

—Solo me aseguraba que el nido estuviera bien...pero¿para qué me llamabas?

Suspiró, seguramente recordando la innumerables veces en la que me encontró de la misma forma en este jardín—, Tienes un invitado—afirmó con recelo—, Eiden Raven te espera en la sala de visitas.

Caminé apresuradamente por los caminos de piedritas y los pasillos hasta llegar a la puerta. Respiré tres veces para recobrar la compostura y entré.

Estaba sentado en el largo sofá mirando al suelo con los codos en las rodillas y las manos entrelazadas. Vestía un traje negro y el cabello lo tenía revuelto; mechones dispersos caían por su frente.

Sus ojos avellanas me detectaron y agraciadamente se puso en pie.

—Jenna

—Eiden

—Espero no molestar a tu abuelo con mi llegada repentina.

—Te dejó entrar, entonces no hay de qué preocuparse, y el que me hayan avisado confirma que tu presencia no es mala.

—Bien, de todos modos seré breve, el vuelo sale en dos horas y quería pasar a hablar contigo antes de regresar...

—¿Tienes prisa?

—Eso parece, se presentó algo en la oficina y tengo que ir a resolverlo.

—¿Es necesario que lo resuelvas tú?

—No, Am...—dudó antes de decirlo—, mi jefa nos mandó a Ander y a mí devuelta por eso.

—¿Y ella qué hará?—pregunté casi con los dientes apretados.

Posó su mano en mi cintura y me acercó a él lentamente.

—Tengo que regresar, es mi responsabilidad.

—Ugh, si, pero...

No dejó terminar mi frase cuando me besó. Suave y lento, casi podía sentir un sabor dulzón. Cuando sus labios se apartaron dejé salir el aire atrapado en mis pulmones y ahí todavía quedaba esa sensación. Nunca podré describir esa extraña sensación en el estómago, era algo casi mágico.

—Regresa pronto, te estaré esperando en el apartamento.

No puedo negar que fue algo decepcionante saber que se iba, pero si él quería no podía obligarle a quedarse...

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⏰ Última actualización: Jul 26 ⏰

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