Capítulo 09.

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**Lumos** Juro Solemnemente que no estoy tramando nada bueno **Lumos**

Hürrem Astarté Eris Potter–Black nunca habría confiado, o creído para el caso, que otras realidades diferentes a la suya, dimensiones alternativas o como sea, existieran realmente. Demonios, Hürrem apenas podía aceptar que ella misma había viajado al pasado y regresado al presente a donde pertenecía. ¿Pero diferentes realidades con lo que pudo o no ser? Bueno, Hürrem era prueba viviente de que era así...

Con ojos verdes brillantes rodeados de negro observó los alrededores de lo que era el espacio donde se encontraba. No sabía cómo llamarlo porque no existía nada más que ella... y otras versiones de ella de diferentes edades y aspectos que la miraban en silencios, congeladas dentro de lo que parecía ser espejos, o cristales...

Su propio cuerpo era incierto para Hürrem... porque aunque podía ver sus manos se volvían humo cuando dejaba de pensar en ellas, o en todo caso sus pies. Se sentía como si estuviera flotando, esa misma sensación que tenía cuando se levantaba en una escoba...

Observó y observó... pero por más que intento encontrarle sentido no podía.

Entonces una luz brillante la cegó, obligándola a cubrir sus ojos y quejarse por la molestia. Con el ceño fruncido y sin ningún malestar por sentirse en peligro, se fijó en la dirección dónde provino la luz, misma en la que los otros reflejos de ella miraban. Para su gran sorpresa... encontró a una figura bastante alta que conocía bien.

—Eres tú —pronunció, aunque su voz se oía distorsionada, sus ojos nunca abandonaron a la alta figura de ella misma pero con una brillante aura colorida a su alrededor... y una corona de luz dorada flotando sobre un aro, de esos que se les dibujaba a los ángeles, plateado.

—Bueno, nos volvemos a ver... y en está ocasión el tiempo es el correcto.

— ¿Qué significa eso? ¿Qué significa sus existencias? ¿Por qué se encuentran dentro de mí? —Preguntó completamente confundida y aturdida, sus ojos observaban los reflejos que flotaron a su alrededor como un domo, cubriéndola— ¿Qué está pasando?

La gigante ella se inclinó, arrodillada frente a ella con una rodilla sobre... bueno lo que fuera la inmensa oscuridad que la rodeaba— Ya has deducido las respuestas... la pregunta real sería, ¿Por qué tú entre tantas? Y la respuesta... creó que lograste obtenerla también.

Hürrem frunció el ceño quedándose en blanco... hasta que se dio cuenta de algo.

Sus reflejos en esos cristales-espejos parecían demacradas, lastimadas, agotadas... y sobre todo hastiadas... caparazones vacíos. Con horror inspeccionó más de cerca a cada una. Ropas andrajosas. Pieles sucias. Cicatrices. Ojos vacíos... y grilletes en sus tobillos.

Cerró sus ojos con un gran dolor profundo.

Esas otras de ella no lo habían logrado.

—No pudieron ser libres —susurró en un hilo de voz, la peor de todas sus versiones no era las adultas... eran las niñas en diferentes etapas de su desarrollo—. Están muertas —fue más una afirmación para ella misma que otra cosa, sus ojos clavados en las fechas que sobresalían como la base del cristal-espejo—... ¿Qué ocurrió?

Sus ojos avada se clavaron en la gigante de ella, la versión que no parecía de este mundo.

Aunque sus ojos eran como los suyos, tenían un brillante aro colorido como arcoíris que lo rodeaba... y no se sentía humana— No fueron suficientemente fuertes para confiar en sí mismas.

—Pero yo tampoco...

—Tú...tú eres diferente... eres el resultado de la unión de los vestigios que quedaron de cada una cuando aún tenían esperanzas y no habían sucumbido ante sus destinos orquestados por mortales.

La Primera MordidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora