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Incógnitas

Gustabo

Me despierto con la respiración agitada y observo a mis alrededores rápidamente. Estaba en la habitación de la casa que compartía con Horacio. Intento recuperar la respiración poco a poco y me froto los ojos con las manos intentando volver en sí. 

Noto todo mi cuerpo sudado y me percato de que simplemente llevaba puestos unos pantalones de pijama. Me levanto de la cama y aparto las cortinas que cubrían la ventana para dar paso a algo de luz matutina.

Salgo de la habitación y un gran silencio me inunda el alma. De todas formas, me viene bien estar solo, la pesadilla que había tenido había sido de lo más real y por ello me había levantado tan agitado. 

Nunca había hablado del tema de mis padres con nadie y, de hecho, llevaba muchísimos años sin notarles en sueños. Porque así es, no tengo una clara imagen de ellos físicamente, mi cerebro solo los imaginaba como me hubiese gustado que fuesen conmigo. 

Me dirijo a la cocina maldiciendo entre dientes por todo lo que me estaba pasando. Tenía claro que todo esto me estaba pasando por la desaparición de Vicky y la presión de la investigación. Pongo a funcionar la máquina de café y espero a que se haga el café apoyado en la isla de la cocina sin saber que más hacer.

Otra incógnita que rondaba por mi cabeza era lo que había pasado ayer. Solo recordaba que habíamos comprado una furgoneta de colores y habíamos llevado a un par de chicos al monte. Es por esto que no sabía cómo había llegado a mi habitación solo, sin yo ser consciente de ello.

Decido apartar ese tema para luego y así preguntarle a Horacio, él estaba conmigo en ese momento y seguramente me diría lo que sucedió. Me dirijo al baño y me percato de que tenía una pintura blanca en la cara, me meto en la ducha para quitármela y así refrescarme un poco.

Después de esto, me tomo rápidamente el café y salgo pitando de casa antes de que Conway me llamase gritando. 

Al llegar a la comisaria, noto el ambiente muy alborotado y hay un montón de personas con pancartas reclamando algo. Entro por la parte trasera de la comisaría y me dirijo directamente a los vestuarios para ponerme la vestimenta de Fred.

Al salir de los vestuarios, veo a Ivanov y a Volkov de brazos cruzados cerca de la armería observando a la gente sin hacer nada. Me acerco a ellos para preguntarles.

—¿Qué está pasando ahí? ¿Por qué hay tanta gente? —pregunto cruzándome de brazos.

—Ayer desaparecieron dos sujetos tras haber sido secuestrados por dos payasos, payasos literalmente—dice Volkov seriamente. 

«¿Cómo que secuestrados? ¿Y cómo que no han vuelto a la ciudad?»

Me paso la mano por la nuca y suelto un suspiro.

—Ya veo, pues deberíamos avisar a Conway de esto que está pasando en la comisaría —digo intentando aportar algo a la conversación.

En realidad, me producía algo de inquietud el tema y no sabía ni el por qué. El hecho de pensar de que nos estaban buscando por toda la ciudad porque los payasos éramos nosotros, era algo realmente terrible.

Me alejo de los dos agentes y me salgo de la comisaría. Me alejo lo suficiente del edificio y marco el número de Horacio.

Le llamo cinco veces consecutivas sin obtener respuesta alguna, saltando el buzón de voz al instante. Suelto un suspiro y siento que algo no está yendo bien. 

Devuélveme mi asexualidad - Gustabo GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora