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Pasado

Conway

—Ya hemos llegado Victoria —digo mirándola.

Aparcamos enfrente de la casa de Michelle, sinceramente su casa era demasiado bonita y natural, por fuera era de madera maciza y tenía partes de metal negro que le daban un toque moderno a la casa, esta misma estaba rodeada de plantas verdes y detrás de la casa se podía apreciar un bonito jardín.

—¿Esta es la casa de mi madre? ¿Vive ella sola en esta casa? —me dijo asombrada.

—Si, siempre le ha gustado vivir sola y tener sus propias cosas —le dije mirando su cara de asombro, intentando que no se me escapara una sonrisa.

—Wow... Bueno, pues gracias por traerme Conway, espero volver a vernos —me dijo con una sonrisa.

—No hay problema, déjame que te ayude a llevar las maletas a la puerta de la casa —bajé, le llevé las maletas hasta la puerta y me volví a subir al coche—. Bueno me tengo que ir Vicky, un placer, espero que tengas una buena estancia en Los Santos —le dije desde la ventanilla del coche, con tono muy educado, cosa que es muy extraña para mí ya que siempre me comportaba con todos... ¿mal? Pero con ella fue diferente.

—Adiós —me dijo con una sonrisa desde la puerta, la verdad es que Michelle tiene una hija muy bonita, sus ojos eran de color azul marino y su pelo era una mezcla entre café y naranja, lo pude apreciar cuando hablamos en el coche, su personalidad es un poco... ¿fuerte? Como vi, no le gustaba expresar sus sentimientos y era muy callada, como Michelle.

Arranqué el coche patrulla y me fui directo a comisaría.

Vicky

Estaba nerviosa. Hacía 15 años que no veía a mi madre, cuando ella venía a España, mi tía no me dejaba verla ya que se tenían odio entre ellas. Mi familia por parte de padre solo me quería por ser una Evans y mi madre no me podía llevar a Los Santos con ella ya que decía que su trabajo era muy peligroso, por lo que no tuve más remedio que quedarme con ellos. Por desgracia o por fortuna, de mi padre no sé nada. Mi tía siempre me decía que él se fue con mi madre y me abandonaron en España, por eso les agarré tanto rencor.

Estaba a punto de tocar a la puerta cuando una señora con cabello naranja abrió esta, me miró y le empezaron a caer lágrimas de los ojos.

—¡Vicky! ¡Hija mía! —me abrazó, pude sentir como se aferraba a mi espalda y le devolví el abrazo—. No sabes cuanto te he echado de menos... —se despegó de mí y me miró de arriba a abajo—. ¿Qué tal has estado? ¿Me has echado de menos? ¿Te trataron bien? ¿Te cuidaron? ¿Te ha traído Conway?

Al ver que no reaccionaba a su bombardeo de preguntas, se calló esperando mi respuesta — ¿Vicky? ¿Estás bien? ¡¿Vicky?! —Podía escucharla, pero no contestarla, me encontraba paralizada.

Me empecé a marear, todo me daba vueltas, me vinieron flashbacks del pasado, en los que la pasaba muy mal, flashbacks que solo con recordar me producía un atronador dolor de cabeza.

Flashback (edad: 8 años)

—¡Vicky! ¡Voy a salir a hacer unas compras! ¡Cuando venga quiero encontrar que te hayas duchado y preparada para cenar! —me gritó mi tía Rose desde el pasillo de la entrada de la casa—. ¡Te quedas con el Tío John!

Devuélveme mi asexualidad - Gustabo GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora