Samantha se encontraba atravesando por esa etapa del mes que toda mujer odia. Esa etapa que desea que no llegue, pero que al mismo tiempo entra en pánico si no se presenta.Ella estaba acostada en su cama, cubierta en su totalidad por las cobijas de color blanco. Maldecía en su mente ese momento.
Los dolores que ahora mismo sentía en su vientre era algo insoportable.
Sam en esos momentos odiaba ser mujer, ¿y quién no? Los cólicos, los cambios de humor, todo en uno. Todo podía pasar en cuestión de solo minutos.
La puerta de la habitación se abrió, dando paso a Félix, quien entró rápidamente para observar a su novia.
—¿Cómo te sientes? —preguntó, mientras se sentaba en un costado de la cama.
—¿Cómo crees que me siento pendejo? —habló la chica, tapando su rostro con las cobijas.
Félix no era un experto en esos temas, pero tampoco era como que no sabía nada. Ya había visto a su pareja en esas circunstancias, sin embargo, no se fiaba.
Habían veces donde ella se la pasaba enojada todo el tiempo, y mandaba al diablo hasta a una mosca. Habían otras donde la chica estaba sumamente sensible y lloraba por el más mínimo detalle, y en algunos casos era una combinación de todo, más de tres cambios de humor en menos de un minuto.
—¡Odio ser mujer! ¡¿Por qué no nací con pito?! Sería todo más fácil.
—¿Quieres que te traiga algo? —él en esos momentos se ponía literalmente a sus órdenes, no quería llevarse un regaño, al menos no de ella en esa situación —. ¿Quieres algún té? ¿Chocolate? ¿Comida? ¿Quieres hacer algo?
—¿Hay chocolate? —Sam destapó su rostro, dejando a la vista el montón de mechones alborotados en él.
—Si, si hay, compré algunos antes de venir.
—Quiero chocolate —pronunció rápidamente —. ¡Por favoooor!
—Ok, ok, ahora te lo traigo —rió por el comportamiento de su novia, pero antes de que él pudiera ponerse de pie sintió un tirón en su brazo, haciendo que volviera a la cama.
—¿Pero por qué te vas? —se quejó la rubia.
El pelinegro soltó un suspiro, sabiendo que ahora empezaría otro de los cortos berrinches que hacía su chica.
Se volteó, acción que hizo que ambos quedaran frente a frente. Tomó el rostro de Sam entre sus manos con cuidado para hablar.
—Mi amor, me acabas de decir que quieres chocolate, voy a ir por él.
—¿Pero por qué no te quedas conmigooo? —alargó la palabra.
—Si me quedo, el chocolate no va a vanir volando hacia acá. Déjame ir por él, no tardo nada, preciosa —besó su mejilla, haciendo que la chica lo soltara para que pudiera salir de la habitación.
Se dirigió a la cocina y buscó entre las bolsas de compras que había traído, entre las cosas y la comida encontró las barras de chocolate de distintas presentaciones que había comprado.
Tomó tres, cuando estaba a punto de ir a la habitación de regreso, tocaron la puerta del departamento.
Fue hacia la puerta y la abrió, topándose con Osvaldo del otro lado.
—Hola papi —saludó alegre el chico de lentes —. ¿Qué haces aquí tan pronto?
—Hola, ¿cómo andas? —se hizo a un lado, dejando que el chico alto ingresara al lugar.
ESTÁS LEYENDO
One shots ══ Riverducción
Fanfic𝐑𝐈𝐕𝐄𝐑𝐃𝐔𝐂𝐂𝐈𝐎𝐍|| One shots de esta pareja, algunos serán basados en canciones, y otros (tal vez la mayoría) basados en ideas propias. ¡𝐃𝐢𝐬𝐟𝐫𝐮𝐭𝐞𝐧!