part I. i know the end

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FUEGO Y SANGRE
Historia de la Dinastía
Targaryen de Westeros

Primer volumen
desde Aegon I, el Conquistador
hasta
la regencia de Aegon III, Veneno de Dragón

Escrita por el archimaestre Gyldayn
de la Citadel de Oldtown

Primera parte: Conozco el Final
desde el 23 después de la Conquista,
en el reinado de Aegon I,
hasta el 42 después de la Conquista,
al final del reinado de Aenys I

Testimonio transcrito por Jim Tyrell ©

El rey Aegon Targaryen, el primero de su nombre, tomó a sus dos hermanas por esposas. Visenya y Rhaenys Targaryen eran ambas jinetes de dragón, de cabello de oro y plata, ojos violeta y la belleza de los auténticos Targaryen. Ambas dieron descendencia al rey.

El primero fue Aenys: nacido de Rhaenys, la más joven, en el año siete después de la Conquista; salió raquítico y enfermizo. Se pasaba el rato llorando, y era de miembros larguiruchos y ojos lacrimosos; los maestres del rey temían por su supervivencia.

La segunda y primera hija, fue Daera: nacida dos lunas después que su hermano, de Visenya, la mayor. Llegó al mundo berreando y pateando. Desde que era una bebé, sabía lo que quería y que había gente dispuesta a cumplírselo.

El príncipe Aenys tenía tres años cuando su madre, la reina Rhaenys, y su dragona, Meraxes, perdieron la vida en Dorne. Su muerte lo sumió en un estado inconsolable: dejó de comer y volvió a andar a gatas como cuando tenía un año, como si hubiese olvidado caminar. Su padre perdía las esperanzas, y por la corte corrieron rumores. Había quienes decían que la princesa Daera era la siguiente en la línea de sucesión; otros, al ver que la reina Visenya no daba otro hijo al rey, optaron por pasearse con sus hijas doncellas, cada una más hermosa que la anterior, por si el rey decidía volver a casarse. La reina Visenya acabó con tal desfile cuando anunció de imprevisto que esperaba un hijo del rey. Un varón, aseguró llena de confianza, y así fue.

El tercero de los hijos del rey llegó al mundo berreando a pleno pulmón en el año doce después de la Conquista. No había niño de teta más robusto que Maegor Targaryen, en palabras de los maestres y comadronas; pesaba casi el doble que su hermano al nacer y era aún más gritón que su hermana.

En planes de Visenya, de los cuales todos eran ignorantes, la sucesora al trono era Daera, no Maegor, quién estaba destinado a heredar Dragonstone cuando su hermana ascendiera al trono después del rey Aegon. Contra todo pronóstico, Aenys logró sobrevivir a aquello, y el plan de respaldo que Visenya ideó, fue hacer de Daera la reina de su hermano.

Si bien los hermanos nunca se sintieron unidos, con Aenys en compañía de Aegon cuando se trasladaba de un castillo a otro en sus viajes por el reino y Maegor con su madre ocupando un asiento junto a ella en las reuniones de la corte, la princesa Daera volaba de su padre a su madre todo el tiempo a lomos de Nyxar, la bestia de escamas negras y azules que había reclamado de Dragonmont a los diez años de edad, y convivía con ambos hermanos por igual.

Maegor se entrenaba con los mejores maestros de armas de los Siete Reinos, y Aenys era instruido por los caballeros de la Guardia Real; Daera no tardó en unirse a los entrenamientos de sus hermanos, y de vez en cuando su padre la dejaba esgrimir a Blackfyre y su madre le permitía empuñar a Dark Sister.

Tenía todo lo que se esperaba de una Targaryen y más: además de sus habilidades aprendidas con las armas y sus habilidades de equitación y de jinete de dragón, fue instruida en las artes; era delicada con el arpa y el bordado, y tenía una voz melodiosa al cantar, poseía los mejores vestidos y joyas del reino y era educada al hablar. Por ello, se decía que cuando se convirtiera en la reina consorte de su hermano Aenys sería una monarca ejemplar.

La tradición ancestral de la casa Targaryen era el matrimonio entre parientes; entre hermanos se consideraba idóneo. La costumbre se remontaba a la antigua Valyria, donde era habitual entre muchas familias de rancio abolengo, sobre todo las que criaban y cabalgaban dragones; según la creencia, la sangre del dragón debía conservarse pura. Los eruditos consignaron por escrito que en Valyria, antes de la Maldición, se rendía culto a muchos dioses pero no se temía a ninguno, de modo que pocos se atrevían a alzar la voz contra esas costumbres.

En Westeros el poder de la Fe era incuestionable. En el Norte se conservaba el culto a los antiguos dioses y en las Islas del Hierro se adoraba al Dios Ahogado, pero el resto del reino tenía un solo dios de siete rostros; las doctrinas de la Fe condenaban las costumbres matrimoniales valyrias que practicaban los Targaryen: el incesto se consideraba un vil pecado, y el fruto de esas uniones se consideraba una abominación ante los ojos de los dioses y los hombres. Resultaba obvio que la cuestión acabaría por enfrentar a la Fe con la casa Targaryen. Entre los Máximos Devotos, muchos eran los que esperaban que el Septón Supremo manifestase su oposición contra Aegon y sus hermanas durante la Conquista, y grande fue su decepción cuando el Padre de los Fieles disuadió a lord Hightower de hacerles frente, e incluso bendijo y ungió al Dragón en su segunda coronación. A partir de ahí, la cuestión del matrimonio incestuoso se cocía a fuego lento bajo las cortesías.

Sin embargo, mientras que se esperaban numerosos levantamientos en contra de Aenys y Daera y los mismos reyes cuando se anunciara oficialmente la boda, el príncipe heredero optó por matrimoniar con otra doncella de su elección, comprometiéndose a espaldas de su familia y abriendo una brecha enorme entre él, y su tía y medio hermanos, aplazando tal problema más de lo que era ideal.

¹ I KNOW THE END. house targaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora