El gran plan.

6.- Putas consecuencias.

La mañana siguiente, no fue tan grata cómo las anteriores.

Ni para la princesa Rhaenyra, que había quedado como una tonta cuando la dejaron semidesnuda y excitada, y encima el cabron se había cogido a una puta después de dejarla así.

Pero menos lo fue para el principe Daemon, cuando lo sacaron del lecho de pulgas y lo arrastraron frente al trono de hierro.

Allí, el rey Viserys, lo miraba con una gran furia, toda la sangre del dragón se podía notar en esa mirada llena de fuego.

—¿Lo hiciste?— preguntó él, molesto.

Daemon estaba borracho, pero no era idiota. Perfectamente sabía a lo que el rey se refería, y se sentía muy estupido por haber hecho eso

—¿De que hablas?— lo tiró a loco.

—Te vieron en la calle de seda con... — no podía pronunciar el nombre de su pequeña. No precisamente por qué le diera pena, era más por qué le daba asco y furia admitir que la pequeña Rhaenyra estaba en esas calles con Daemon —Rhaenyra. — por fin pudo pronunciar el nombre.

Daemon, nuevamente, se quedó callado.

En el suelo, el rey Viserys le dió una patada. En otras condiciones, el anciano no hubiera podido derribar a su hermano, pero el principe se encontraba tan ebrio, que lo tiró al instante.

—¡¿COMO TE ATREVES A DESHONRAR A RHAENYRA?!— le escupió el rey

—¡Casala conmigo!— le ofreció el principe.

—¿De esto se trata?, ¿De casarte con Rhaenyra para ser rey?— grito enfurecido

—Cuando te ofrecí mi corona, dijiste que podría tener lo que quisiera — le recordó el principe —. Quiero a Rhaenyra.

—¡TU ESTÁS CASADO!— replicó el rey

—¡Podría tomar dos esposas!, como Aegon el... — un golpe en la cara por parte del rey, lo calló.

—Tu no eres un conquistador — negó con la cabeza —. Eres un vago, y no dejaré que toques a mi hija más.
...

Ciertamente, la princesa se encontraba contenta de que el principe recibiera su merecido, pero su felicidad no sería tan duradera.

Ella no conocía el motivo por el que habían citado a Daemon, y menos por lo que la citaron después.

Rhaenyra Targaryen entró al salón del trono, con el anuncio del guardia.

—Princesa Rhaenyra Targaryen, princesa de Dragonstone y heredera al trono de hierro.

Rhaenyra miro con impacto a su tío en el suelo y con sangre, y fue cuando temió.

—Ah, ya llegaste también. — el rey la miró.

—Me mandaste a llamar, padre. — le recordó Rhaenyra.

Daemon la miraba, pero ella no se atrevía a devolverle la mirada.

—Fuiste vista por un informante de Otto con Daemon en la calle de seda. — le informó el rey.

—Eso no es... — el rey la interrumpió.

—No te gastes en negarlo, Daemon fue muy amable de ya aceptarlo. — el rey juntaba toda su ira.

Rhaenyra sintió su cuerpo rígido, y está vez si miro a Daemon, furiosa. Para él no era nada, para ella era todo.

—Deberia desherdarte por esto. — dijo

Rhaenyra trago saliva.

—Supongo que sí. — dijo serena, apartando la vista de su tío.

—Pero no sucederá — Rhaenyra sintió alivio, uno gigante —. Te casarás con Laenor Velaryon, y tendrás hijos con él. Es tu deber.

—¡¿Qué?!— grito —, pero...

—¡Agradece que es él, y no alguien que te desagrade!— la interrumpió —, pudiste elegir, pero decidiste rechazar y escupirme en la cara — le reprochó —. Es tu deber con el reino, como heredera.

—¡Yo puedo casarme con ella!— Daemon replicó.

Antes de que el rey pudiera golpearlo, la princesa habló.

—Otto tiene un informante para vigilarme — canturreo ella —. Es curioso, ¿no?, no había escuchado de él, hasta que Aegon nació.

—¿Que insinúas? — preguntó el rey.

—A Otto no le importa el reino ni tus órdenes, quiere a Aegon en el trono. — dijo Daemon.

—Solo esperaba que fallase, para poder sentar a Aegon en el trono — Viserys no habló —. Cumpliré con mi deber como princesa y heredera casandome con Laenor — Daemon pudo ver su plan caer —. Pero tú cumple tu deber como rey.

...

Las consecuencias eran feroces.

Daemon Targaryen exiliado — otra vez —, Otto Hightower destituido de su puesto como mano del rey y de vuelta a Oldtown y Rhaenyra Targaryen prometida con su primo, Laenor Velaryon.