8. Cantos y rumores

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—Sé que no hemos hablado mucho del tema, pero me enorgullece que estés investigando, ya te tomaba por un hombre honrado pero lo que estás haciendo supera mis expectativas Coriolanus —El señor Plinth se había pasado por la casa de los Snow, la cena días antes fue una celebración por el inicio de las clases pero quería desearle suerte antes de esta nueva etapa.— Cuando vi los libros que te dejaste olvidados en casa lo comprendí todo, los rumores sobre que fué un muto quien llevó a la horca a nuestro hijo... Sé que estás investigando al respecto, y te lo agradecemos de corazón, pero el daño está hecho, no hace falta que te vuelques tanto.

El señor Plinth dejó los libros de Coriolanus sobre la mesa de la cocina, la tensión de la situación hacía que Coriolanus no fuera capaz de sostener la mirada. Tomó uno de los libros.

—Creo que es importante honrar a mi buen amigo, no era mi intención generar dolor con los recuerdos —dijo Coriolanus haciendo un esfuerzo por sostener la mentira mientras ojeaba las páginas— Fue la misma Doctora Gaul quién me recomendó esta lectura, pensó que quizás me ayudaría a descubrir lo ocurrido —No podía dejar de mentir, pero la verdad le podría condenar.

—Ya estamos muy agradecidos Coriolanus, no te pierdas en los misterios, el pasado no se puede cambiar —Las palabras del señor Plinth trasladaron a Coriolanus al distrito 12, al quemador, al árbol del ahorcado, a la voz de Lucy Gray. Haberla visto tan sólo horas antes, aunque fuera de lejos, todavía generaba inquietud en su interior— Seamos responsables de un futuro mejor, es lo que Sejanus querría. —Continuó el señor Plinth cerrando el libro que Coriolanus estaba leyendo— Mañana empieza tu nueva oportunidad.

Ambos tomaron asiento en el salón de la mansión de los Snow y comenzaron a charlar sobre el reto que suponía la universidad. El señor Plinth hablaba de esos estudios como una gran oportunidad, una que él nunca tuvo. Los prejuicios de Coriolanus con respecto a la gente de los distritos empezaban a desvanecerse a cada anecdota que escuchaba de boca del señor Plinth, incluso empezaba a disfrutar de los tentempiés que Ma había preparado con tanto cariño. Sin embargo no podía sacarse de la cabeza a Sejanus y los sucesos que vivió en el 12, no entendía cómo alguien que debería darle las gracias al capitolio, con un padre que se adaptó tan bien a una nueva y mejor vida, se terminó convirtiendo en un rebelde. Coriolanus trataba de alejar a Lucy Gray de sus pensamientos para seguir disfrutando de la velada.

—Quizás esto te interese Coriolanus. Sabes que mi apellido, con el tiempo, ha ido acumulando poder, y ese poder va de la mano de la información. ¿Nunca te has preguntado que fue de tu tributo tras la situación que vivisteis en el Distrito 12? —El señor Plinth cada vez parecía más una persona del Capitolio y menos alguien venido de los distritos, por mucho que tuviera presente su vida antes de llegar, comenzaba a adoptar los comportamientos típicos de las familias fundadoras de la capital.

—Dicen que desapareció, Casca Higbottom me lo dijo antes de su terrible muerte, pero, Señor Plinth, ¿no deberíamos dejar el pasado atrás? Como Sejanus querría —La inquietud de Coriolanus por no revivir aquello que le hacía daño se transformó en preocupación. ¿Acaso en el Capitolio sabían que Lucy Gray estaba merodeando por las calles de la ciudad? En tal caso ¿es posible que la vida de Lucy Gray corriera peligro?. Desde el momento en el que la vio, su duda de si era amiga o enemiga era lo que más espacio ocupaba en su cabeza, sin embargo ese posible riesgo encendió algo dentro de él, revivió la misma sensación que sintió en los Juegos del Hambre, quería protegerla.

—No se trata del pasado, se trata del presente —Un escalofrío recorrió el cuerpo del jóven Snow, definitivamente alguien sabía algo de ella, y eso no era una buena noticia.— Se rumorea que se coló en un tren de mercancías con dirección, bueno, con dirección al Capitolio, aunque no es nada seguro. Tras el borrado de su nombre de la historia y sin su vestido arcoiris, parece que se ha convertido en alguien difícil de reconocer. Sé que estabais muy unidos Coriolanus, pero, si un grupo de Agentes de la Paz la localiza... ¿Qué crees que deberíamos hacer?

Coriolanus, que siempre había sabido mantener las apariencias en situaciones que podrían perjudicarle, se inclinó hacia delante en su sillón clavando su mirada en los oscuros ojos del señor Plinth.

—Nuestras leyes son claras ¿no es así? Está prohibido viajar entre distritos, especialmente en esas condiciones. Te aseguro que mis sentimientos por ella se limitaban al papel que debía representar como mentor de los juegos —Una falsa sonrisa ocupaba el rostro de Coriolanus, en sus pensamientos no había más que plegarias por dejar el tema de lado, por terminar la conversación lo antes posible. Sentía que era su deber encontrarla aquella noche y protegerla del Capitolio.

—Enseñar a las personas a cumplir la ley mediante un castigo ejemplar podría ser una buena idea, aunque algo mediatico podría anular los esfuerzos del capitolio por hacer olvidar los Décimos Juegos el hambre... Sin duda es una decisión complicada. Quizás nos convenía más que siguiera desaparecida. Quizás tengamos que hacerla desaparecer de manera discreta —El jóven Snow no se podía creer que estuviera hablando con un hombre de los distritos, sin duda se había contagiado de la maldad del Capitolio, las palabras que acababa de escuchar, perfectamente habrían podido salir de la boca de la Doctora Gaul, sin embargo, el señor Plinth no era capaz de infundir el mismo respeto.

—Naturalmente —Dijo Coriolanus— Los intereses del Capitolio están por encima de nuestros deseos, que sea lo que deba ser.

Tras la charla y los canapés, Coriolanus decidió salir a despejarse, comentarle a Tigris la situación y descansar para enfrentarse a su primer día como estudiante de la universidad del Capitolio. Apenas había anochecido, pero ya era consciente de que se pasaría la noche en vela preocupado por Lucy Gray, tratando de trazar un plan que pudiera salvarla. 

Pétalos de una rosa marchita (fanfic balada de pájaros cantores y serpientes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora