El ligero viento de la noche llenaba todos los rincones de la pequeña terraza donde Chiara, que jugaba con un anillo de compromiso en sus manos, trataba de escapar de la fiesta que se cocía en el interior de la casa, aquella fiesta que estaba especialmente pensada en ella, en celebración a su futuro próximo en unos días el cual todos proclamaban como encantador, para todos, menos para ella.
Es cierto que todo estaba perfecto en casi todos los campos de su vida, una familia que la adora y la acompaña en todas su decisiones, un trabajo estable y que le permite cumplir cada uno de los sueños que ha proyectado en su vida, amigas que le consuelan cuando las cosas se ponen difíciles y le hacen saber que jamás estará sola y un prometido de lo mas encantado y servicial, el cual dentro de unas semanas será oficialmente su marido. Ese era el "casi" que le estaba haciendo escapar en plena noche de la fiesta planeada para celebrar que dentro de unos días, seria el supuesto mejor día de sus vidas.
Sentía un nudo en el estomago fruto de todas las emociones contradictorias que sentía que le oprimían en el pecho y le hicieran dudar de todo, de ella misma. Y es que, aunque lo niegue, sabe perfectamente por que esta dudando y maldice que no pudiera evitarlo antes. Maldice no haber podido evitarla a ella, aunque sabe que jamás hubiera podido.
-Hace buena noche, pero creo que deberías abrigarte- Una voz a sus espaldas hace que Chiara cierre los ojos, preparándose mentalmente por que la había reconocido muy bien.
-No hace tanto frio ... - Sintió como la chica se apoyaba en la barandilla a su lado, dejando un espacio que agradecía y a la vez no- No pensaba quedarme mucho rato de todas formas.
-Ya... Dentro se esta poniendo bastante interesante, te estas perdiendo a Martin y Ruslana haciendo un intento de karaoke- Dijo divertida, pero con cierta timidez que Chiara noto, obviamente sabia que la chica estaba preocupada por ella.
-No creo que me este perdiendo mucho entonces- Le miro brevemente, dedicándole una sonrisa que calmo a la pelirroja a su lado, quitándole la timidez- Se la pasan cantando día si, día no... Me tienen un poco harta.
La pelirroja soltó una pequeña carcajada al aire que se mezclo con la suave brisa de la noche, pero que calo dentro de la pelinegra, pues siempre que la escuchaba su pecho se oprimía, por que sabia lo que le hacia sentir. También sabia que eso no podía pasar. Aparto la mirada antes de quedarse perdida en ella como muchas veces lo ha hecho y la dirigió al frente, donde la luna aparecía como espectadora al encuentro.
-Y... Bueno, supongo que estarás emocionada ¿Verdad?- Ahora la pelirroja era la que jugaba con sus dedos, intentando distraer sus pensamientos donde la protagonista principal era la pelinegra, siempre ella.
-¿Emocionada?- Se atrevió a mirarla aprovechando que no estaba atenta a ella, sabia a lo que se estaba refiriendo, pero le extrañaba que fuera ella quien lo preguntara-
-Dentro de poco... serás una mujer casada y...-Le dedico una mirada a la mas pequeña, con cierto miedo en sus ojos, aun sabiendo que esta mal sentir lo que siente, no puede evitarlo- ...Feliz, muy feliz ¿No?
La pelinegra sintió como con una simple mirada le desestabilizaba todo el cuerpo, sentía miedo de que tuviera esa facilidad de atraparla, pero sentía mas miedo por no saber con certeza que responderle. Por que cualquiera de las dos respuestas posibles dolían.
-Claro... estoy feliz, Carlos es muy encantador- Jugaba con su pendiente y evito la mirada de la pelirroja mientras decía eso, no podía mentirle a los ojos y sabia que sus ojos hablarían por ella. Noto como la mano de la pelirroja se apoyaba en la suya, descansando ambas en la barandilla, haciendo que la pequeña sintiera un escalofrió al sentir su piel. Siempre le pasaba lo mismo, sentía un choque eléctrico cada vez, un choque que despertaba cosas que jamás había sentido.