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Su boda fue cancelada.

Su novio sin hablarle.

Su ex pareja pegada a él todo el tiempo.

Su madre insistiendo que consiga un esposo o esposa.

Su padre muerto.

Bill no sabía ni en qué pensar.

¿Por qué Tom empujaba a Emily sin razón? No lo sabía, pero ¿La razón es manipulación?

Tal vez.

Por supuesto que Bill estaba consiente de que Emily nunca fue un pan de dios con el simple hecho de andar con un menor de edad durante muchísimo tiempo, pero hay algo en Bill que hace que Emily luzca como la persona más amable de este planeta, como si ella fuera la perfección andante, la perdición de los hombres y la envidia de las mujeres. Emily era como un cofre lleno de misterios como Tom.

Tom...

¿Dónde estará Tom?

Es lo único que se veía preguntando los últimos catorce días, veinte horas, 45 minutos y aproximadamente 38 segundos.

Después de ese día, Bill pensó que Tom vendría a su mansión a rogarle de rodillas que lo perdonará y le dijera que todo fue un mal entendido, sin embargo se ha quedado esperando ese momento el cual comienza a creer que nunca llegará.

¿Hizo mal al dejarlo ir?

No lo sabía.

-¿Qué estoy haciendo mal?- se pregunto a si mismo mientras se hacía bolita con una esquina de su cuarto ocultando su rostro en una almohada recargada en sus piernas. Se mecía levemente de adelante hacia atrás haciéndose la misma pregunta una y otra vez.

¿Qué estoy haciendo mal?...

Gradualmente la respuesta debería ser que no hizo nada pero sentía que eso no era suficiente, quería que alguien le dijera que no estaba mal.

Tres toques suaves en su puerta lo sacaron de su pequeño refugio.

-¿Quién?- pregunto levantando la cabeza.

-Soy yo...Tom...- dijo la voz tras la puerta.

Esto era un sueño...Bill creyó que no volvería a escuchar la voz de Tom nunca más pero justo en su momento más vulnerable apareció tras su puerta.

-Adelante...

Tom entro despacio, lucia diferente. Su barba parecía que no había sido rasurada en un buen tiempo, su ropa estaba más desaliñada de lo normal y sus ojeras estaban más que presentes.

-Dios...luces... horrible.- dijo Bill llevándose una mano a la boca, poco arrepentido de sus palabras.

-Si... digamos que no estoy en mi mejor momento.- se acercó lentamente al pelinegro y lo beso dulcemente.

Bill gimió sorprendido, no es lo que esperaba, aún así cerro los ojos gustoso del beso, rodeó el cuello de Tom sintiendo como este apretaba su cuerpo contra el suyo.

-No sabes cuanto tiempo espere esto.- jadeo Tom después de separarse.

-Si tanto lo querías, hubieras venido.- gimió Bill.

-No querido, recuerda tus palabras.- sonrió maliciosamente, Bill recordó y se golpeó mentalmente.

-Solo olvida eso y bésame.- Adios dignidad... Penso Bill, joder pero que poco importaba la dignidad ahora sí podía gozar de los calientes labios de Tom así.

La temperatura de sus cuerpos subía a cada instante, querían más, más besos, más pasión, más rudeza, más del uno al otro.

Ambos se recostaron en la cama del pelinegro, Bill arriba de Tom besándolo rápidamente, desesperado por más. Sus erecciones se rozaban de vez en cuando, causando que ambos gimieran de placer.

-Tom... quiero...ah... más.- Bill jadeo contra sus labios.

-Aguanta pequeño...ah...- Tom también quería más, quería follarlo en todas las posiciones posibles, sin descanso hasta el amanecer, pero antes necesitaba seguir con su plan.

Bill asintió y se deshizo de las dos camisetas enormes de Tom, lanzandolas por algún lugar de la habitación, comenzó a besar su cuello, bajando por su clavícula hasta los pectorales que tanto había deseado.
Tom al notar su desesperación, busco en su pantalón el pequeño anillo de diamantes que traía para Bill.

-Alto...ah...- gimio cuando sintió el pequeño piercing del pelinegro en su pezón derecho, pero Bill no se detuvo.- Bill... pequeño... ah...casa...-Beso.- te... con...migo.- Bill detuvo sus lamidas y lo miro.

Esto tenía que ser una jodida broma. Lo miro desde bajo, la boca semiabierta, el ceño fruncido, los ojos cerrados, empapado en sudor, jadeando de la excitación. Poso su mirada en la mano izquierda, un anillo de diamantes estaba allí, esperando la respuesta.
Cubrió su boca, ahogando los sollozos que provenían de su garganta, las lágrimas rápidamente alcanzaron sus mejillas rojas. ¡Joder! En la madre ¿Por qué justo ahora?

-Bill...¿Estás bien?- pregunto preocupado Tom al ver sus lágrimas descontroladas.

El mejor asintió frenéticamente, bien le queda corto, estaba súper feliz, no había pensado en matrimonio con Tom, pero estaba más que feliz de comprometerse con lo que él creía, el amor de su vida.

-Si...- susurro Bill.-¡Si me quiero casar contigo¡, ¡Maldición si!- le entrego la mano para que depositara el anillo allí.

Tom sonrió satisfecho y puso el anillo en su dedo anular, beso su mano y lo solto.

Bill chillo emocionado, miró su mano con los ojos brillantes, un anillo, una boda, una vida con Tom, estaba que se moría de felicidad.

-Te amo ¡Te amo!- se lanzó contra Tom, lo abrazo por el cuello y le repitió las mismas palabras una y otra vez.

Tom correspondió el abrazo, pensando solamente en Bill, lo odiara después de eso pero era necesario para su plan.
Una parte de el claro que quería casarse con Bill, con el dulce niño que destruyó su muro de hielo que protegía su corazón con tan solo una mirada.

No lo merecía.

No se merecía que prácticamente lo esté engañando una y otra vez.

Pero joder, que poco le importaba eso a su mente, su mente solo quería venganza, venganza a quien mato a su dulce hermanita.

Su unica familia era primero.

Así que con todo el dolor de su corazón beso a Bill en los labios.

-Te amo.- le dijo mirándolo a los ojos, Bill lo miro con una enorme sonrisa cargada de felicidad una mirada de amor.

-Yo también cariño, yo también te amo. No puedo esperar a casarnos.

Tom le correspondió la sonrisa, deseando que ese día no llegase pronto.

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⏰ Última actualización: May 31 ⏰

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Fuego En La Sangre [Toll] (Twc NR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora