Capítulo 8

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Legoshi camina entre la multitud con una expresión que por sí sola dice el mal humor que tiene en ese momento, y que será mejor que no provoquen su ira. El camina con el uniforme desordenado y con el propósito de hacer hora en la cafetería, mientras come la única comida que le parecía decente después de revisar todo el menú que en resumen se basaba en ensalada. La merienda favorita de Legoshi es el pan con huevo que habitualmente a comprado durante todo el semestre, ya que la comida de herbívoros le repugnaba, y le daba tanto asco, es como si todo estuviera solo adaptado para la convivencia de herbívoros.

Pov. Legoshi

¿Sera que no saben que ellos son los que están al final de la cadena alimenticia?, Esto me da tanta risa, estos prejuicios solo están reprimiendo lo que tarde o temprano va a suceder. O eso es lo que pienso que sucede como para no sugerir comida más sabrosa en el menú, como por ejemplo unas buenas chuletas.

Al sentarme en un asiento vacío lejos de la bulliciosa multitud, el ambiente cambio repentinamente. Y allí estaba ese exquisito olor de nuevo, es como si quisiese que lo siguiera, por alguna razón se intensifica cada vez más, es como si fuera hacia mi dirección.

Legoshi: ¿Pero que tenemos aquí?

Louis: Te quiero en mi oficina en una hora.

Legoshi: Que te hace pensar que te obedecería sin chistar. ¿No me puedes dar una razón para ir?

Louis: Jaja, ¿El perro quiere un premio después?

Legoshi: Si quieres hacerlo está bien, solo si yo puedo elegir~ - El al levantarse de su asiento demuestra tener una gran diferencia física entre él y su víctima. 

En teoría Louis tendría la misma altura que Legoshi pero solo si se midiera hasta las puntas de sus astas. Ellos se quedaron frente a frente examinándose mutuamente, pero al tener diferentes clases sociales también tenían diferentes perspectivas.

Las diferencias son tan destacables que hasta llamaban la atención, los animales que pasaban se quedaba sorprenda al tener un escenario similar como el de hace pocos días. Los que pasaban trataban desesperadamente de alejarse de aquel ambiente tan tenso, todo eso causado por el encuentro de un herbívoro tenas de espíritu, y un carnívoro con la suficiente fuerza física y mental como para romperlo en la cantidad de trozos que considere necesario para doblegarlo a su voluntad.

A lado de la puerta principal del comedor:

Se encontraba una conejita mirando atentamente las flores, observando los tallos delgados y los diferentes colores que poseían los pétalos de cada flor. Ella siguió regando como rutina de cuidado de aquellas plantitas que ella tanto apreciaba. Cuando de pronto cayeron libros de una gran altura a lado de ella, si se hubieran caído unos centímetros menos hubieran lastimado su puro y hermoso pelaje totalmente blanco.

Haru: ¡HAAA! - Dio un pequeño grito cayéndose al suelo, al darse cuenta que un extraño objeto casi cae sobre ella.

Coneja arlequín: ¡Ups! ¡Creo que falle! *risas* ¡Te devuelvo los libros que me prestaste!

Haru: Hay no... ¿Te lastimaron? - Dice ella levantando el libro para observar el estado de la flor que antes estaba regando- No me importa que me molestes, pero... ¡¿Por qué las tienes que meter a ellas?¡ Ellas no merecen esto!

Coneja arlequín: ¡Porque cualquier ser vivo que este cerca de ti es basura! ¡Maldita puta! Ya te he dicho muchas veces; ¡Deja de ver a mi novio! ¡Si no entiendes a las buenas, entenderás a las malas! - Dice ella mientras se ríe a carcajadas junto con las conejas de fondo.

Lobo trastornadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora