CAPÍTULO 15

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25 de febrero de 2019

No solía tener guardaespaldas, no lo necesité hasta que ocurrió todo. Dejé el coche aparcado cerca del teatro, y luego caminé un par de calles para llegar donde me esperaba Martha, mi agente. No habíamos hablado mucho aquellos días, pero la mañana de ese día le había mandado un mensaje para confirmarle que iría a la premier. Ella me conocía y sabía que si no le decía nada era que no iba a ir.

—¿Estás seguro? —Me preguntó tras darme un abrazo como saludo.

—Eso creo— Martha asintió y me abrió la puerta de la furgoneta negra que utilizábamos en estas cosas—. No sé si me quedaré hasta el final.

—Tranquilo, Davin. Mucho ya es que hayas venido, después de todo por lo que estás pasando.

La furgoneta aceleró y dobló la esquina y ya estábamos, prácticamente delante del teatro. Se veía una masa de gente, que seguramente serían fanáticos y prensa. A medida que nos acercábamos los nervios aparecían y tenía una especie de hormigueo subiendo y bajando por mi columna vertebral. No sabía cómo iba a ser. No sabía a qué me iba a enfrentar. Y tenía pánico. El vehículo paró y Martha me observó unos largos segundos, o eso supuse porque notaba unos ojos en mí.

—Última oportunidad. Porque no te voy a dejar salir corriendo delante de las cámaras.

—Vale. Vamos a ello.

—¿Podrías dar alguna entrevista? —La miré unos segundos.

—Martha...

—Una— soplé y asentí.

Martha me abrió la puerta de la furgoneta negra y empecé a escuchar gritos y reclamos. Cerré un segundo los ojos, concentrándome e intentando relajarme. Entonces, bajé y caminé hasta el principio de la alfombra, con una sonrisa un poco tensa. Varios fotógrafos dejaron de fotografiar a uno de los actores para dirigir sus cámaras a mí. Uno de los trabajadores de la gala me indicó que era mi turno para caminar por delante del photocall y una lluvia de luces y gritos me cayó encima. Todos me gritaban preguntas, me reclamaban para tener un primer plano de mi cara. Intentaba mostrarme lo mejor que podía, pero la preocupación y la tensión asomaban por mi cara, y no me hacía falta un espejo para saberlo.

Fue diferente.

Me sentí inseguro. Y fue peor cuando vi que el cordón que habían puesto, para evitar que la prensa se acercara demasiado y una nube de gente nos golpease, se tambaleaba, a punto de ceder.

Avancé un par de pasos y volví a parar. Martha pasaba por detrás de la prensa y me daba ánimos con los pulgares levantados. Al menos lo intentaba y sabía el esfuerzo que estaba haciendo al aparecer aquella noche.

Repetí el proceso varias veces hasta que llegué a la mitad de la alfombra y vi a una periodista, Alexandra Devi, muy buena en su trabajo y respetuosa, era una de las que me pedía una entrevista, así que me acerqué a ella.

—Buenas noches, Davin— me saludó al llegar a su lado. Había un cámara delante y ella en su mano tenía un micrófono negro.

—Buenas noches— saludé con una pequeña sonrisa. Ella me caía muy bien. Era una de las pocas en su profesión de las que no dudaba en acercarme si la veía en una alfombra roja o en concederle una pregunta en una rueda de prensa. Hacía su trabajo a la perfección y, a pesar de ser periodista, era de confianza.

—Esta es una de las películas más esperadas de este año, ¿qué nos puedes decir de ella?

—Es una película que trata sobre un explorador que busca el tesoro perdido de los Aztecas. Hay acción, comedia, peligro, traiciones, un poco de romance, que nunca viene mal...

El Caso NolanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora