.El primer día siempre era el más aterrador. Nolan lo sabía muy bien después de haber cambiado de instituto en tres ocasiones anteriores. La perspectiva de pisar un nuevo territorio plagado de desconocidos, volver a ser observado y juzgado como el bicho raro, le revolvía las entrañas.
Mientras caminaba por los pasillos atestados de Westbrook High, se encogió instintivamente sobre sí mismo, el cuerpo en actitud defensiva. Cada mirada casual de los demás estudiantes se sentía como el filo de un bisturí abriéndole la piel...
Al doblar una esquina, chocó de frente contra un cuerpo sólido, haciendo que sus libros y papeles salieran disparados al suelo en una lluvia de hojas.
—¡Oye, fíjate por dónde vas, idiota!— Una voz áspera como lija lo reprendió.
Nolan se quedó paralizado un instante antes de agacharse apresuradamente, recogiendo los libros esparcidos con manos temblorosas.
—D-Discúlpame...— balbuceó, sintiendo que el rubor le trepaba hasta las orejas.
El otro chico lo miraba desde arriba con gesto ceñudo. Se trataba de un muchacho alto y fornido, con una complexión atlética, cabello oscuro y varias perforaciones que le daban un aire amenazante.
—¿Eres nuevo o qué? Más vale que te quites de en medio antes de que yo...— El identificado como Wallace comenzó a mascullar.
—¡Hey, Wallace! Por aquí.— Lo interrumpió otro chico corpulento con chaqueta de cuero.
Wallace giró sobre sus talones y se alejó con su amigo por el pasillo sin mirar atrás a Nolan...
Cuando entró al salón de Lectura y Composición, este ya se encontraba casi lleno. Las miradas de algunos estudiantes se clavaron en él de forma aprensiva al verlo cruzar la puerta.
Un leve golpe en la puerta justo en ese instante rompió la charla generalizada. Un último rezagado acababa de llegar. Era Easton James, un chico alto y delgado, con melena rubia despeinada.
—Lo siento, profesora... Me quedé dormido y...— balbuceó a modo de disculpa.
La profesora Parker negó con la cabeza y sonrió levemente, indicándole que tomara asiento rápido. Easton echó un vistazo al salón, deteniéndose por un momento en el lugar vacío junto a Nolan. Antes de que este pudiera reaccionar, Easton ya se había sentado a su lado.
—¿Nuevo por estos rumbos o qué?— le preguntó en un murmullo cómplice, girándose hacia él con una sonrisa amistosa.
Nolan abrió la boca, aunque ningún sonido salió de sus labios temblorosos. Easton le sostuvo la mirada con unos grandes ojos avellana como dándole ánimos, y Nolan asintió levemente, ruborizado.
—Genial. Bienvenido a Westbrook, amigo. Te aseguro que encontrarás las puertas amplias de par en par en este lugar.— Easton le guiñó un ojo con cierta complicidad antes de volverse al frente.
A pesar de no comprender muy bien ese comentario, Nolan sintió algo cálido instalarse en su pecho. Quizás este arranque en el nuevo instituto no resultaría tan catastrófico como había imaginado...
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Fragmentos de Nosotros ©
RomanceNolan Owens tiene 18 años cuando regresa al último curso del instituto tras pasar meses en una clínica de rehabilitación por sus problemas de trastorno alimenticio y ataques de ansiedad. Luchando por reconstruir su vida, sólo anhela una cosa: ser am...