𝟢𝟦 ── 𝖠𝖼𝖼𝗎𝗌𝖺𝗍𝗂𝗈𝗇.

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Una brisa fría sobre su cuerpo

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Una brisa fría sobre su cuerpo. Unas manos sobre sus muslos presionando con fuerza. Su cuerpo tembló cuando los nervios lo inundaron, su respiración se volvió entrecortada.

No podía moverse. Por culpa de las malditas pastillas.

Tenía tanto miedo y quería llorar, quería gritar, pero recordaba que era inútil. Su cuerpo no respondía, no podía controlar su mente y hacer que el sueño se detenga.

Sus caderas fueron levemente alzadas y de pronto una caliente humedad tocó la entrada de su ano.

Jungwon apretó su mandíbula con fuerza, sus dientes rechinaron.

Luchar era inútil. Lo único que lograba era sufrir más y hacerlo peor, por lo que simplemente intentó calmarse y pensar en otra cosa mientras todo sucedía.

Solo era una pesadilla.

Un mal sueño que no sería real al despertar.

La lengua empujó su anillo de músculos que cedió de manera dolorosa.

Aún cuando no luchaba sentía ganas de llorar descontroladamente, pero su cuerpo paralizado ni siquiera le dejaba respirar correctamente.

Un dedo se introdujo de forma brusca, el dolor le recorrió la zona y el grito mudo de su subconsciente fue inevitable. Sus ojos se humedecieron bajo sus párpados cuando el dedo comenzó a entrar y salir, una y otra vez, su cuerpo respondiendo al estímulo cuando algo era golpeado dentro de él.

Un segundo dedo, y un suspiro de dolor.

La velocidad no tardó en llegar. Esa gran mano chocaba con su trasero con cada embestida, el sonido húmedo que provocaba se escuchaba en toda la habitación, su punto siendo maltratado con afán, su pene ahora en una erección involuntaria e indeseada.

Lo único que deseaba era que termine de una vez por todas.

Esa sucia boca de nuevo devoraba su miembro, su lengua rodeando su grosor, succionando su glande emitiendo sonidos obscenos y asquerosos.

Se dejó llevar sintiéndose asqueado de sí mismo. Dejó que el placer indeseado lo inundará hasta correrse de nuevo en aquella boca, sintiendo su trasero ardiendo por el dolor y la brusquedad.


Jungwon se sentó sobre la cama y la manera en que su trasero ardió con esa acción le hizo sentir pánico.

Como si todo hubiese sido real.

Su miembro y entrada anal se sentían sensibles.

Soltó un grito de terror que despertó a Jake de golpe.

—¡No, no, no! —gritó sin poder moverse.

—¡Jungwon! —Jake se acercó a él rápidamente, preocupado—, ¿Qué pasa? ¿Otra pesadilla?

El mayor tomó las mejillas de su hermano entre sus manos mientras veía caer sus lágrimas.

—¡Me duele, hyung, me duele!

𝖶𝖤𝖳 𝖭𝖨𝖦𝖧𝖳𝖬𝖠𝖱𝖤¹  ›  𝙅𝘼𝙆𝙀𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora