Capítulo 25: Sombras de Engaño

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Chuuya, preocupado por la noticia de que Yuna estaba siendo despedida, se apresuró a su habitación en busca de respuestas. Al llegar, encontró a Yuna sentada en su cama, sus ojos llenos de tristeza y confusión.

Chuuya se acercó lentamente a ella, su corazón latiendo con la preocupación por su amiga de la infancia.

Chuuya: "Yuna, ¿qué ha pasado? ¿Por qué te están despidiendo?"

Yuna levantó la vista hacia Chuuya, su mirada llena de angustia y dolor.

Yuna: "No lo sé, Chuuya... Me dijeron que me querían fuera del reino, pero no me dieron ninguna razón. Fueron órdenes del príncipe..."

Las palabras de Yuna colmaron el corazón de Chuuya con una sensación de confusión y desesperación. ¿Por qué el príncipe Dazai querría despedir a Yuna, su amiga de toda la vida? La idea parecía inconcebible, pero la mirada triste en los ojos de Yuna no dejaba lugar a dudas.

Chuuya sintió un nudo en la garganta mientras veía a Yuna "llorar", su corazón lleno de empatía y compasión por su amiga en apuros.

Chuuya: "No te preocupes, Yuna. Estaré aquí para ti. ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?"

Yuna sollozó, sus lágrimas brillando en sus mejillas mientras se aferraba a Chuuya en busca de consuelo.

Yuna: "No sé a dónde iré... No tengo a dónde ir..."

Chuuya la abrazó con ternura, prometiéndole que encontrarían una solución juntos. Sin embargo, en lo más profundo de su corazón, Chuuya sabía que las cosas no eran lo que parecían. Una sensación de inquietud se apoderó de él mientras se preguntaba qué podría estar detrás del despido repentino de Yuna y quién podría estar detrás de ello.

Con el corazón lleno de indignación y confusión, Chuuya se dirigió hacia los aposentos del emperador Mori, determinado a encontrar respuestas sobre el despido de Yuna. Al llegar, fue recibido por la imponente presencia del emperador, cuya mirada fría y calculadora parecía penetrar en lo más profundo de su alma.

Chuuya: "Emperador Mori, necesito hablar con usted sobre el despido de Yuna. ¿Por qué fue despedida?"

Mori lo miró con una expresión impasible, sus labios curvándose en una sonrisa siniestra mientras tejía una red de mentiras y engaños.

Mori: "Ah, Yuna... una lástima. Pero el príncipe Dazai fue quien tomó esa decisión. Parece que no le agradaba mucho, así que decidió que sería mejor que ella se fuera. Después de todo, como el hijo del emperador, tiene el derecho de despedir a quien desee."

Las palabras de Mori resonaron en los oídos de Chuuya con un sabor amargo de incredulidad y desesperación. ¿Cómo podía ser posible que Dazai, su amado príncipe, hubiera tomado una decisión tan cruel y despiadada?

Sin embargo, una voz en su interior le decía que algo no estaba bien, que había más en esta historia de lo que Mori estaba dispuesto a revelar. Con el corazón lleno de determinación, Chuuya decidió que no descansaría hasta descubrir la verdad detrás del despido de Yuna, sin importar cuántos obstáculos se interpusieran en su camino.

Mientras Chuuya consolaba a Yuna afuera del carruaje, su corazón latía con compasión y determinación. Con delicadeza, secó las lágrimas de Yuna y le aseguró que todo estaría bien, que ella era una persona buena y valiosa que no merecía ser tratada de esa manera.

Chuuya: "Yuna, no deberías llorar. Eres una omega hermosa y amable, y no mereces ser tratada así. Estoy aquí para ti, siempre."

Las palabras reconfortantes de Chuuya parecieron calmar un poco el tormento emocional de Yuna, pero el dolor seguía presente en sus ojos.

Mientras tanto, en el balcón del emperador Mori, Dazai escuchaba las palabras crueles de su padrastro con una mezcla de incredulidad y desesperación. La verdad helada de sus palabras cortó como un cuchillo en su alma, dejando tras de sí un rastro de devastación y desolación.

Mori: "El no te quiere, Dazai. Eres solo un muñeco lindo para jugar y desechar."

Con el corazón roto y la mente turbada, Dazai se retiró a su despacho, dejando atrás a un Rapo preocupado y confundido.

Rapo: "Dazai, ¿estás bien?"

Dazai apenas podía articular una respuesta, su voz ahogada por la tormenta de emociones que lo consumía.

Dazai: "Es verdad... soy solo un
muñeco..."

Dazai se quedó solo en su despacho, con la mente girando en un torbellino de confusión y dolor. Las palabras de Mori resonaban en su cabeza como un eco implacable, recordándole su lugar en el mundo como un simple peón en el juego de poder de su padrastro.

Una sensación de desesperación y desesperanza se apoderó de Dazai mientras luchaba por procesar la verdad devastadora que acababa de enfrentar. Se preguntaba si alguna vez había sido amado verdaderamente, o si siempre había sido solo un juguete en manos de aquellos que buscaban su poder y su posición.

Mientras tanto, en el exterior, Chuuya seguía consolando a Yuna, prometiéndole que juntos encontrarían una solución a su situación. Sin embargo, en lo más profundo de su corazón, Chuuya sentía una inquietud creciente, una sensación de que algo oscuro se estaba gestando en las sombras del palacio.

Decidido a descubrir la verdad y proteger a aquellos que amaba, Chuuya se preparó para enfrentarse a los desafíos que se avecinaban. Sabía que el camino por delante sería difícil y peligroso, pero estaba dispuesto a arriesgarlo todo por aquellos que le importaban.

Mientras el sol se ponía sobre el palacio, las sombras de la noche envolvían a sus habitantes en un abrazo frío y oscuro. En medio de la oscuridad, los lazos del destino se estrechaban, tejiendo una red intrincada de amor, traición y redención que cambiaría el curso de sus vidas para siempre.

~TELARAÑA DEL DESTINO ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora