*Capítulo 28: La verdada y mimos de amor

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La noche envolvía el palacio en un manto de oscuridad, mientras Dazai regresaba a sus aposentos despues ser dejado por fyodor  después de un día lleno de emociones. Al entrar, se encontró con Chuuya, cuya mirada estaba llena de una mezcla de molestia y tristeza.

Chuuya: "Dazai, necesitamos hablar."

Dazai se cruzó de brazos, adoptando una postura regia y desafiante.

Dazai: "¿Qué estás haciendo en la habitación de un príncipe sin permiso? Y no me vengas con reclamos, has estado ignorándome desde que regresaste de ayudar a esa tal Yuna."

Chuuya respiró hondo y respondió: "Amor, necesitamos hablar."

Dazai, visiblemente molesto, lo interrumpió: "No quiero escucharte. Eres un traidor. Dices que me quieres y luego te vas detrás de esa sirvienta."

Chuuya replicó con firmeza: "Es mi amiga, Dazai. Además, tú la echaste sin ninguna explicación."

Dazai se sorprendió: "Chuuya, yo no he echado a nadie."

La confusión y el dolor se reflejaron en los ojos de Dazai mientras intentaba comprender lo que estaba sucediendo. ¿Cómo era posible que Yuna hubiera sido despedida sin su conocimiento? Y lo más importante, ¿por qué Chuuya lo estaba tratando con tanta frialdad?

El silencio pesado llenó la habitación, mientras los dos hombres se enfrentaban a la verdad que amenazaba con separarlos para siempre. En medio de la confusión y el dolor, Dazai y Chuuya se encontraban en un punto de inflexión, donde sus destinos se entrelazaban de una manera que cambiaría sus vidas para siempre.

Chuuya frunció el ceño, incrédulo. "Espera, ¿tú no echaste a Yuna?"

Dazai sacudió la cabeza con vehemencia. "No, yo no la despedí. De hecho, me informaron que renunció por voluntad propia."

La sorpresa se reflejó en el rostro de Chuuya. "Eso no puede ser verdad. Tanto Yuna como el Emperador me dijeron que fueron tus órdenes."

Dazai se sintió confundido. Hacía apenas unos momentos había pensado que Chuuya solo estaba usando a Yuna como excusa para justificar su propio distanciamiento, y ahora se encontraba en medio de una confusión aún mayor. Las palabras de Chuuya y la revelación de que el Emperador también había estado involucrado en la partida de Yuna lo dejaron sin aliento, preguntándose qué más podía estar ocultándose bajo la superficie del palacio.

El silencio pesado llenaba la habitación, interrumpido solo por el susurro de la noche que se filtraba por las ventanas. En medio de la confusión y el desconcierto, Dazai y Chuuya se enfrentaban a una verdad incómoda que amenazaba con romper el frágil equilibrio de su relación. En ese momento, se dieron cuenta de que estaban en un punto de inflexión, donde sus destinos se entrelazaban de una manera que cambiaría el curso de sus vidas para siempre.

Dazai se tomó un momento para procesar la información. "¿Espera, eso significa que tú no me engañaste ni me dejaste?"

Chuuya se sorprendió. "¡Por supuesto que no! Simplemente te ignoré porque estaba pensando en las cosas, pero luego me preocupé y fui a buscarte a tu habitación. Y luego te vi con esa rata andante..."

Dazai soltó una risita ante el apodo que Chuuya le había dado a Fyodor. Sin embargo, su risa se desvaneció rápidamente cuando recordó lo sucedido y gritó en estado de alarma: "¡Dios mío! ¡Bese a Fyodor!"

Chuuya se quedó helado. "¿Qué hiciste, amor?"

Dazai se sintió abrumado por la vergüenza. "Pensé que ya no me querías, y él fue tan amable y comprensivo... y me cuidó. Yo... lo siento."

Chuuya sintió cómo los celos ardían en su interior ante la idea de que otro alfa hubiera tocado los labios de su omega. La traición y la confusión lo invadieron, y se dio cuenta de que la situación entre él y Dazai era mucho más complicada de lo que había imaginado.

Dazai se disculpó rápidamente. "Lo siento, chibi. No estaba pensando claramente en ese momento, solo seguí lo que mi mente me decía yo..."

Chuuya le interrumpió suavemente. "No importa. Lo importante es que ahora estamos juntos. Además, no permitiré que otro alfa te tenga."

Las palabras de Chuuya hicieron que Dazai se sintiera incómodo. El término "te tenga" sonaba como si Dazai fuera un objeto, y eso no le sentó bien al omega, demostró su descontento mediante sus feromonas llenando el aire.

Chuuya se dio cuenta de su error al ver la reacción de Dazai, y rápidamente se disculpó. "Perdón, amor. No quise decirlo de esa manera."

Dazai respondió, resignado. "Está bien, yo soy quien debe pedir perdón. Besé a otro alfa, y eso se considera engaño e infidelidad, aunque no seamos oficialmente pareja, somos... algo más que amigos."

Chuuya se acercó al omega y lo abrazó, a pesar de que le molestaba un poco que Dazai fuera más alto que él. "Bueno, eso ya pasó. Olvidémoslo y centrémonos en descubrir quiénes estuvieron detrás de la partida de Yuna, ¿de acuerdo?"

Dazai asintió con determinación. "De acuerdo."

Dazai frunció el ceño, preocupado. "Pero chibi, ¿qué debo hacer con los sentimientos de Fyodor?"

Chuuya apretó aún más su abrazo al omega, decidido a protegerlo de cualquier amenaza externa. "Solo dile que lo pensaste y ya está."

Dazai suspiró, agradecido por el apoyo de Chuuya. "Chuuya, tú sabes cómo es la nobleza. Pero si se lo digo mañana temprano, antes de que pueda hablar con mi padre, tal vez se pueda resolver."

Chuuya, con un tono caprichoso, respondió: "Y aunque no se resuelva, no pienso permitir que tu corazón pertenezca a nadie más. Es solo mío, y el mío es tuyo."

Dazai no pudo evitar reír ante la determinación de Chuuya. "¿Estás insinuando que planeas secuestrarme?"

Chuuya respondió con una sonrisa traviesa. "No es una mala idea", dijo mientras se sentaba en la cama y colocaba a Dazai en su regazo.

Dazai soltó un suspiro de placer mientras Chuuya besaba su cuello con ternura. "Eres un pervertido, chibi", bromeó.

Chuuya respondió con una sonrisa traviesa. "En serio. Sé que te gusta", murmuró mientras sus manos se deslizaban con suavidad por las caderas de Dazai.

Dazai se sintió un poco agitado por las caricias de Chuuya y soltó una risa nerviosa. "No te pases. Debo guardar mi pureza hasta el matrimonio", bromeó, entre gemidos provocados por los besos de Chuuya.

Chuuya asintió con solemnidad fingida. "Lo sé. Prometo no pasarme nunca", dijo, acunando con cuidado al omega en su pecho. "Bueno, hora de dormir, mi príncipe", añadió.

Dazai sonrió mientras se dejaba llevar por el sueño en los brazos de Chuuya, sintiendo la calidez y la seguridad que solo su alfa podía brindarle.

~TELARAÑA DEL DESTINO ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora