Tartamudo de pescado salado, tan temerario como tímido.

CAPÍTULO 109

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Chi Ya se emborrachó de nuevo.

Fue algo autoinfligido. En un intento de vengarse de Gu Huai Zhang por pedir tantos platos picantes, terminó complaciéndose más que nadie, bebiendo alcohol cuando la especia se volvió insoportable. El vino de ciruela era fresco y dulce, casi como jugo, y el gerente mencionó que tenía bajo contenido de alcohol, por lo que bajó la guardia y terminó borracho.

Gu Huai Zhang notó que el estado de ebriedad de Chi Ya era bastante impredecible.

Lo había visto volverse locuaz cuando estaba borracho, soltando declaraciones sorprendentes, y también lo vio acurrucarse silenciosamente en el asiento del auto, durmiendo profundamente en su neblina de borrachera.

Pero ahora, estaba presenciando a un Chi Ya bastante coqueto.

Qin Yu Ze, escondiendo sus labios temblorosos detrás de una copa de vino, no pudo evitar mirar a través de la habitación, su expresión lo decía todo. A su lado, Qin Yu Chuan se sentó erguido y sereno, aparentemente no afectado, pero su mirada envidiosa lo traicionó.

Frente a ellos, los labios de Gu Huai Zhang estaban apretados, mientras sacaba una mano errante de su pecho por tercera vez, susurrando: "Compórtate... deja de ser frívolo".

Su voz era tensa y un poco áspera.

Chi Ya yacía con el brazo a modo de almohada, inclinado sobre la mesa. Volvió la cara, revelando sólo un ojo redondo y brillante, rebosante de una mezcla de brillo y tímida vergüenza. Cuando Gu Huai Zhang retiró su mano, Chi Ya enterró su rostro en la curva de su brazo y sus orejas se pusieron rojas.

...Decir que no estaba borracho, pero con valentía tocó el pecho de un hombre a plena vista; decir que estaba borracho, pero todavía sabía lo suficiente como para sonrojarse.

"Esto es simplemente—"

Gu Huai Zhang pulió una capa de esmalte en sus molares, manteniendo apenas una fachada de calma.

Chi Ya continuó murmurando: "Me dijiste que tocara, dijiste que estaba bien... Mentir, engañar... La boca de un hombre, las palabras de un embaucador..."

Las expresiones de las dos personas de enfrente se volvieron bastante interesantes, sus cuatro ojos se dirigieron sutilmente hacia el hombre de comportamiento frío e inaccesible.

Gu Huai Zhang: "..."

Gu Huai Zhang apretó los dientes y susurró: "¡Ahora no!".

Qin Yu Ze: "Woooo—"

Qin Yu Chuan parecía estar sumido en sus pensamientos.

Al vislumbrarlo, Qin Yu Ze estalló en ira: "¡¿Qué diablos significa esa expresión en tu cara, como si hubieras aprendido algo?!"

"¿En realidad?" Los ojos de Qin Yu Chuan parpadearon con inquietud, hizo una pausa y luego le frunció el ceño: "Di una mala palabra más y comprueba si aún no has tenido suficiente disciplina".

Qin Yu Ze estaba a punto de explotar, pero luego pensó en algo, su rostro de repente se puso pálido, se mordió los dientes y permaneció en silencio.

No era que fuera cobarde, sino que este anciano era demasiado perverso; maldita sea, sólo unas pocas maldiciones y su trasero estaría cubierto de huellas de manos.

¡Maldición!

Gu Huai Zhang ignoró a los dos frente a él, su mano debajo de la mesa presionando la pequeña pata inquieta de Chi Ya, su voz tensa, "¿Sigues comiendo?"