Tartamudo de pescado salado, tan temerario como tímido.

CAPÍTULO 104

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Al final, fue Chi Ya quien se comió el algodón de azúcar.

Mientras Gu Huai Zhang iba a un puesto cercano a comprar agua, Chi Ya se paró debajo de un árbol, mordisqueando el algodón de azúcar. Si bien se sentía un poco avergonzado de que un hombre adulto comiera algodón de azúcar, lo saboreaba con bocados grandes y dulces.

"¡Qué dulce y satisfactorio!"

Mientras observaba al hombre darse la vuelta con dos botellas de agua, la alimentación de Chi Ya se volvió más reservada, arrancando delicadamente un pequeño trozo con dos dedos y mordisqueándolo lentamente.

Gu Huai Zhang se acercó a él, la intensa luz del sol dibujaba amplias manchas en sus hombros y su frente brillaba ligeramente.

Chi Ya entrecerró los ojos, mirándolo caminar desde el sol abrasador hacia la sombra, acercarse, abrir una botella de agua y ofrecer: "¿Quieres un trago?".

Chi Ya negó con la cabeza y dijo: "Bébelo tú".

Gu Huai Zhang inclinó la cabeza hacia atrás para beber, los músculos de su cuello se estiraron formando líneas suaves, su nuez de adán asomó y se balanceó con cada trago. Chi Ya lo miró y se sonrojó, bajando la cabeza para seguir comiendo el algodón de azúcar.

Maldita sea, ¿cómo puede alguien hacer que beber agua parezca tan sexy?

Sin darse cuenta de sus miradas furtivas, Gu Huai Zhang tapó la botella después de beber y observó a Chi Ya mordisquear el algodón de azúcar.

Después de terminar los dulces y lavarse las manos, descendieron de la montaña, comiendo algunos zongzi y panqueques fritos en el camino, sin sentir hambre en absoluto.

Con la señora Zhang todavía en la feria del templo en la montaña, Gu Huai Zhang hizo arreglos para que otro auto la recogiera. No llamó a ningún conductor y llevó él mismo a Chi Ya a la piscina.

El coche bajó de Beishan y recorrió cierta distancia. Chi Ya, que no estaba familiarizado con la zona, miró por la ventana y vio un complejo más adelante.

Gu Huai Zhang detuvo el auto y bajó la ventanilla. Un guardia de seguridad salió corriendo de la sala de guardia con un formulario de registro. Después de firmar, Gu Huai Zhang condujo por una avenida amplia y sombreada, y finalmente reveló una villa de estilo occidental detrás de los frondosos árboles.

Bajaron del coche y vino un botones a aparcarlo. Gu Huai Zhang le dio unas palmaditas en el hombro a Chi Ya, "Vamos".

Cuando subieron las escaleras, el gerente salió corriendo, saludando con una sonrisa: "¡Señor Gu, bienvenido! Ah, ¿y este joven maestro es...?"

Lo llamó "joven maestro" porque Gu Huai Zhang solía venir aquí para reuniones de negocios con otros ejecutivos. Pero Chi Ya, que aparentaba apenas veinte años y estaba tan limpio como un estudiante, su cabello blanco atrevido pero extrañamente obediente, parecía el hijo pequeño de un pariente o algo más...

Sin embargo, Gu Huai Zhang era conocido por su integridad y distanciamiento, casi como un monje; ¡Nadie había oído que se interesara por los hombres!

Gu Huai Zhang colocó firmemente su mano sobre el hombro de Chi Ya y simplemente dijo: "Su apellido es Chi".

"¡Ah, joven maestro Chi, hola!" El gerente, sin entender la situación, saludó torpemente, asumiendo que el joven era hijo de un familiar dada la actitud del hombre.