.4.
Un día de la caza, otro del cazador
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Había perdido, de nuevo, la guardia de su hijo. La maldita audiencia había sido un verdadero fracaso desde que puso un pie en el atrio del Ministerio. Sus abogados habían estado allí, habían puesto en marcha la propuesta, pero todo había sido tirado por tierra cuando el abogado de los Greengrass habían dejado al descubierto sus incapacidades de retener información a largo plazo. No solo le molestaba el hecho de que lo habían expuesto de ese modo, sino que habían logrado usar sus problemas para quitarle lo que más amaba en la vida.
Su hijo.
No había podido ver a Scorpius, y no había sido siquiera marcada una fecha de visita. Estaba completamente incapacitado de tener contacto con el niño, y a cada día sentía como si quedará menos aire en sus pulmones. Pero se había ido con la cabeza en alto sin darles la oportunidad de que vieran cuánto lo había afectado. Había solicitado otra audiencia, que había sido asignada para dentro de quince días. El caso no estaba cerrado aún, y no lo estaría hasta que obtuviera lo que deseaba. Su hijo de regresó.
Los abogados estaban reunidos en el que un día había sido el escritorio de su padre, discutiendo el plan de acción mientras las palabras iban y venían en la mente de Draco. Le dolía la cabeza, estaba cansado y el whisky comenzaba a tener sabor agrio.
— ¿Qué es lo que ellos están usando en tu contra para poder retener la guarda tan ágilmente? — uno de los hombres preguntó, erguido la cabeza de las notas que estaba haciendo junto a los otros. A pesar de que los Greengrass habían recurrido a sus deficiencias, no lo habían hecho ante todos. Habían solicitado una reunión a puertas cerradas con el moderador de ellos y el responsable del caso y la situación había sido planteada. En lo que los padres de su difunta esposa creían, estaban siendo condescendientes y cuidadosos con Draco en respecto a Astoria — Si nos dijeras...
— Es clasificado — Draco gruñó, quizá demasiado alto. El hombre, al igual que los otros, negó con la cabeza.
— No podemos ayudarte si nos mantienes al margen.
— ¡Usen una maldita táctica que sirva! — gritó, logrando que los que hablaban enmudecieran de golpe — No necesitan saber nada si saben como hacer su trabajo. — escupió las palabras.
Dejó el vaso de whisky sobre la mesa con un estruendo. Se pasó la mano por la cabeza y recuperó el bastón que había dejado sobre el sofá.
— Voy a tomar aire. Al regresar, espero que tengan un mejor plan de ataque en mano.
Salió sin esperar una respuesta. Estaba rozando el desespero. Desde que Astoria había muerto su vida se había colocado de pies para arriba. La poca concentración que lograba reunir antes se había hecho añicos mientras intentaba resolver el acertijo de cómo recuperar a su hijo. Esa no debería ser una guerra que enfrentaría. El niño era su hijo. Pero claro, los padres de Astoria nunca habían estado conforme con su casamiento y harían lo que fuera para dejar eso en claro, incluso después de su muerte.
Quería desesperadamente una solución. Sentía como el tiempo se le escurría entre los dedos de las manos. Lo que inicialmente habían sido veinte años, estaba avanzando rápidamente para diez y ocho, según los pronósticos más animados de la medimaga. Tenía poco tiempo con su hijo y deseaba aprovecharlo, no desperdiciarlo en juntas con abogados que no sabían ejercer su título.
Llegó a la entrada de la mansión e incendió la chimenea. El frío de la ciudad sumado al frío de la casa, mayormente sin uso, estaba pasando factura. Había logrado volver habitable algunas piezas del lugar, pero eso se reducía a pocas de ellas. La cocina, donde pasaba gran parte de su día, el viejo escritorio de su padre, su habitación que era la suite principal de la casa, la sala de estar y el ático, donde tenía sus pociones.
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Placer temporal
FanfictionDescripción? No hay descripción. . Mis lectores saben que no defraudo. ¿O no? . Esto es solo un borrador *por ahora*