.1.
Fuera de control
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Draco rodó los ojos al cielo. De todas las malditas personas que trabajaban en ese maldito lugar justo tenía que ser ella quién cruzara esa puerta. Resopló molesto ante toda la situación. Sí Granger notó sus muecas y su desgana ante ella, no lo mencionó. Dejó sobre la mesa de hierro una carpeta, su carpeta, sin lugar a dudas, y alzó la mirada para encararlo.
— Draco Malfoy... — comentó arrastrando las palabras y analizando minuciosamente.
— Hermione Granger — devolvió él, con mucha más soltura e ironía que ella. — Un gusto de reencuentro. — le dedicó una sonrisa amplía, que pretendía ser todo menos verdadera, al igual que sus palabras.
— ¿Qué haces aquí? — ella preguntó sin rodeos, sentándose con rigidez en la silla que estaba frente a la mesa. La bruja apoyó las manos en la mesa, con la delgada carpeta justo en el medio y cruzó las piernas en una postura que pretendía intimidar, pero no hizo más que aburrirlo.
Draco cuadró los hombros con desinterés. Estaba tan dispuesto a colaborar como ella estaba a concederle el beneficio de la duda.
— Ustedes me trajeron. Me arrastraron cuando puse un pie en tierra firme al bajar del navío en el que vine. — ofreció, aún mostrando los dientes en una falsa amistad — ¿Por qué no le preguntas a los aurores que me escoltaron para nada educadamente hasta acá? ¿Acaso les dan educación a esos hombres o siguen teniendo los modales de sus casas? — preguntó enfáticamente serio, consciente de que eso la irritaría. Hasta donde se sabía, Potter y Weasley desempeñaban esa noble función.
— Tu caso — Granger apuntó con un dedo en un gesto grotesco hacía la carpeta que sí, tenía su caso — está siempre abierto, porque siempre vas a ser una persona de interés, Malfoy. Cuando entras al país, luego de diez años fuera, ¿Qué esperabas? ¿Flores? ¿Una serenata?
Draco se tomó unos segundos en mirar la carpeta, preguntándose si ese archivo que parecía tan minúsculo contenía en realidad su juicio. Lo consideraba difícil. Había estado fuera de los padrones y por ende, fuera de la leí. Hasta donde sabía, nunca se había hecho público su juicio, y eso tenía una razón muy fuerte para ser. Agudizó la mirada, quería desafiarla a decirle qué había ahí. Quería hacerla reconocer que trabajaba con personas tan crueles como las que ella se había empeñado en derrotar.
— Una serenata estaría bien, si — dijo por fin. Eligiendo el camino fácil y pudo percibir con placer como la ira ocupaba parte de la expresión de la bruja que tenía enfrente. Sonrió con malicia ante eso.
— ¿Qué estás haciendo en la ciudad después de tanto tiempo, Malfoy? — ella cuestionó con un tono tan acusador que lo hizo enfurecer. Se removió molesto en su lugar, pero los dos aurores que lo analizaba desde las espaldas de Granger lo miraron amenazantemente y se retuvo de expresar en palabras su enojo.
— Visitando a mi madre — terminó por decir. No le debía la verdad a esa bruja entrometida, pero al menos podía ser sincero, en parte. Después de todo, solo quería irse de ese lugar, y obstaculizar sus preguntas solo le haría perder más tiempo. Como le había enseñado su padre, debía elegir muy bien sus batallas.
— Tu madre está muerta, Malfoy. — ella espetó con acidez y cierto aire de superioridad demostrando que no le creía en lo más mínimo. Pero que descartara el hecho de que todavía podía visitar a su difunta madre lo molesto más que cualquier cosa.
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Placer temporal
Fiksi PenggemarDescripción? No hay descripción. . Mis lectores saben que no defraudo. ¿O no? . Esto es solo un borrador *por ahora*