Una chica necesita sol [ep. 2]

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Dua lipa había terminado en México la gira por Latinoamérica y decidió quedarse unos días para relajarse. Como fiel creyente de las propiedades curativas que tienen los rayos del sol sobre la piel desnuda de las chicas, primero fue a la playa. De todos los destinos turísticos que ofrecen en ese país, cuál seleccionó, no tiene importancia. Lo relevante de su estancia es que dadas las características cosmopolitas de los huéspedes en el destino que eligió, ella, aunque diva del pop, logró pasar desapercibida.

Bastaron unas gafas y un billete de cien dólares que la recepcionista encontró en el interior del pasaporte. Tuvo que contener el júbilo cuando leyó, al levantar el billete, el nombre de Dua Lipa. Alzó la mirada y encontró la sonrisa de la estrella. Ana Thomas, dijo Dua. La recepcionista entendió la encomienda y registró en su computadora el seudónimo. Oficialmente, la habitación 312 con vista al mar pertenecía a la señorita Ana Thomas, y la contigua al equipo que viajaba con ella, son amigos, dijo, cuando le preguntaron la relación que tenía con los otros visitantes. Jenny, la recepcionista del hotel, no pudo contener el secreto por mucho tiempo, y el rumor de que Dua Lipa se hospedaba en ese hotel se esparció entre los trabajadores del lugar como el agua que se derrama cuando se rompe un vaso. El gerente tuvo que organizar una reunión para pedirles a todos su discreción, pues evidentemente, dijo, ella buscaba una estancia tranquila y el hotel tampoco estaba preparado para que llegara una horda de fans. No lo comenten con nadie. 

Mas o menos todos lograron cumplir con la solicitud, excepto por el barman que servía cockteles en el bar de la alberca, quién no pudo contener la emoción de verla a diez metros de distancia, recostada en un camastro usando sólamente un diminuto bikini. Es Dua Lipa, le dijo al único cliente que bebía una piña colada en la barra de la alberca. Pero, dada la exclusividad del hotel y el tipo de personas que podían pagar sus precios, el hombre de negocios y de mediana edad que estaba ahí no estaba enterado de las recientes estrellas musicales que el Reino Unido había producido. ¿Quién? preguntó. El barman tuvo que dar una explicación tan larga que él mismo perdió el interés por que el cliente se sumara a su júbilo. No la conozco, finalmente dijo el cliente y sorbió a través del popote los últimos vestigios de su bebida tropial.

Dua Lipa se enamoró de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora