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15 años
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Con el paso del tiempo, Dazai y Chuuya fueron creciendo juntos, enfrentando los desafíos de la vida en la mafia mientras cultivaban una amistad que iba más allá de lo común. A medida que pasaban los días, empezaron a experimentar emociones más profundas, y sin darse cuenta, se estaban enamorando el uno del otro.

Una noche, mientras se encontraban solos en el escondite de la mafia, Chuuya reunió todo su coraje y decidió confesar sus sentimientos a Dazai. Estaba nervioso, temiendo la posibilidad de ser rechazado o burlado, pero sabía que tenía que decir la verdad.

– Oye, Dazai... — comenzó Chuuya, su voz temblando ligeramente mientras jugaba con sus dedos.

Dazai levantó la mirada de lo que estaba haciendo y se dio cuenta de la seriedad en la expresión de Chuuya. — ¿Qué pasa, Chuuya? ¿Estás bien?

Chuuya inhaló profundamente, reuniendo toda su valentía. — Dazai, necesito decirte algo... algo importante.

Dazai lo miró con curiosidad, esperando a que Chuuya continuara.

– Estoy enamorado de ti, Dazai — dijo Chuuya finalmente, su voz apenas un susurro lleno de emoción y miedo.

El silencio que siguió fue abrumador. Chuuya esperó, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho, temiendo la respuesta de Dazai. ¿Qué pensaría de él ahora?

Dazai lo miró fijamente por un momento, sus ojos oscuros buscando los de Chuuya. Luego, sin previo aviso, Dazai se puso de pie y se acercó a Chuuya con determinación.

– Chuuya...— murmuró Dazai, tomando suavemente el rostro de Chuuya entre sus manos.

Antes de que Chuuya pudiera siquiera reaccionar, Dazai inclinó la cabeza y capturó los labios de Chuuya en un beso apasionado. Chuuya se quedó atónito por un momento, pero pronto se dejó llevar por la ternura y la intensidad del momento, correspondiendo al beso con la misma pasión.

Cuando finalmente se separaron, Chuuya estaba sin aliento, sus ojos anchos con incredulidad. — Dazai... ¿tú también...?

Dazai asintió con una sonrisa suave, su mano aún acariciando la mejilla de Chuuya. – Sí, Chuuya. También estoy enamorado de ti.

La sorpresa y la alegría inundaron el corazón de Chuuya mientras se dejaba abrazar por Dazai, sintiendo una felicidad abrumadora que le llenaba todo el ser. Nunca se había atrevido a soñar que sus sentimientos serían correspondidos de esta manera.

Juntos, Dazai y Chuuya se sumergieron en un abrazo reconfortante, sabiendo que habían cruzado un umbral importante en su relación. A partir de ese momento, ya no eran solo amigos; eran amantes, compañeros, almas gemelas destinadas a enfrentar el mundo juntos.

Y bajo la luz tenue de la luna que se filtraba a través de las ventanas del escondite, se prometieron amor eterno y juraron nunca dejar que nada ni nadie los separara. Este era solo el comienzo de su historia de amor, una historia que estarían encantados de escribir juntos, página tras página, por el resto de sus vidas.

La felicidad que Dazai había encontrado junto a Chuuya comenzó a desvanecerse lentamente cuando empezó a experimentar cambios en su salud. Pasaron meses, y Dazai notó que su vista comenzaba a fallar, aunque intentaba ocultarlo desesperadamente para no preocupar a Chuuya ni a los demás.

Sin embargo, un día durante una reunión de ejecutivos, Mori notó algo extraño en Dazai cuando este intentaba leer un documento. Su gesto fruncido no pasó desapercibido para Mori, quien decidió llamar a Dazai a su oficina después de la reunión.

– Dazai-kun, ¿Puedo hablar contigo un momento? — dijo Mori en tono serio una vez que estuvieron a solas en su despacho.

Dazai asintió, sintiendo un nudo en la garganta. Sabía que algo estaba mal.

Echoes of Love: A Bittersweet Promise (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora