Ambos krakens se sumergieron y rápidamente la gruesa oscuridad de las aguas se vio opacada por el brillo morado proveniente de Ruby. Dicha escena indujo a la kraken adolescente en una sensación de entusiasmo, cosa que no había experimentado en mucho tiempo. Las palabras no eran suficientes, pero lo único que pudo expresar fue...
Ruby: genial - dijo con asombro mientras observaba su fosforescente mano
Brill: sígueme, es por aquí - empieza a nadar profundo
Así empezó el viaje hacía el reino de los krakens. Dicho viaje era una experiencia nueva y casi irreal para la peliazul, se sentía totalmente libre; como si todo el peso de su cuerpo y toda angustia, pena o tristeza que alguna vez sintió se las llevara el océano, era como magia. La luz dela superficie se había ido hacía un buen tiempo, entre más profundo nadaban; más fría se tornaba el agua, sin embargo, esto lejos de molestar a Ruby, la calmaba.
Ruby: ¿Que tan profundo esta? - pregunto algo dudosa
Brill: descuida, ya casi llegamos - dijo con voz tranquila
Pero su pequeña conversación fue interrumpida por unos sonidos que rozaban a la par de ambos krakens, pues se trataban de los sonidos de una pareja de cachalotes, cosa que encendió la curiosidad de la Peliazul.
Ruby: cachalotes - dijo sorprendida
Brill: eso no es nada, yo los veo todo el tiempo - respondió rodando los ojos
Ruby: Claudio-José Ballenato - dijo con alegria en su rostro
Brill: ¿Quien? - pregunto confundido
Ruby: es que cuando tenía 7 años
Hace 8 años
La noche se convertía en un muy esperado y necesitado día para Oceanside y sus habitantes, pues la noche anterior las playas de dicho pueblo habían sido victimas de una gran tormenta. Al momento donde la luz del sol ilumino la costa, una pequeña niña de ojos esmeralda y piel azul salió con gran alegría de su casa, mientras que una joven Agatha sin anteojos se asomaba lentamente con una bata rosa cubriedola y una taza rosa de café.
Agatha: con cuidado, cariño - le da un sorbo a su café
Arthur: menos mal ya se acabo - dijo mientras se estiraba
Ruby: ¡MAMÁ! ¡PAPÁ! - grito con fuerza la niña
Ambos adultos emprendieron rumbo a la playa donde se encontraba su hija, solamente para ser interrumpidos y sorprendidos por la enorme figura de un ballenato encallado.
Agatha: ay no - dijo con una cara de sorpresa
Ruby: hay que ayudarlo, mamá - pone cara de suplica
Agatha: lo siento, no podemos hacer nada - le pone la mano en el hombro
Arthur: tiene razón hija. Tendremos que esperar a que la marea suba - dijo para su consuelo
La única reacción lógica que podía hacer la pequeña kraken fue hundir su rostro en el pecho de su madre y soltar las lagrimas que había estado acumulando.
Agatha: tengo una idea - le seca las lagrimas
La idea de Agatha consistía en agarrar una manguera de la cochera, conectarla a la toma de agua más cercana y empezar a rociar al cachalote. Después, con una mirada que inspiraba confianza, volteo a ver a su hija y a cederle la manguera.
Agatha: mantenlo así hasta que suba la marea; sin meterse al océano - dijo con ternura y calidez
Ruby: eres la mejor - le da un abrazo y procede a mojar al ballenato
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Solo somos buenas amigas, ¿verdad?
RomanceRuby Gillman pasaba por un momento difícil en su vida, sin embargo, cuando llega a su vida una chica pelirroja llamada Chelsea, la vida de la kraken adolescente cambiara como no puede imaginar.