—No estuviste en clase hoy.—escuchó Avani decir a Tom.
Era una noche de luna cuando fumaba un cigarrillo en la torre de astronomía, una forma de aclarar su mente. Pero claro, Tom la había encontrado allí, desconfiando de su paz con su insoportable presencia.
Avani no quería mirarlo a la cara. Quería olvidar el invierno en París, dejar atrás los recuerdos de cuando la engañaban como si fuera una ingenua.
Odiaba a la gente estúpida y era impropio que ahora pudiera contarse entre ellos.
Ella lo detestaba.
Dio una pequeña calada al cigarrillo, manteniendo el humo en la boca y sin dejarlo bajar por la garganta. Ella creía que de esa manera el cigarrillo no le haría tanto daño.
—Te hice una pregunta.—dijo Tom. Avani puso los ojos en blanco. Siempre tan exigente.
—No tenía ganas de ir.—dijo. ¿Se estaba comportando como una mocosa? Sí. ¿A ella le importaba? No.
Al menos no en lo que respecta a Tom.
Sintió a Tom parado a su lado, su brazo tocando el de ella y ella se alejó un paso de él.
—Si no recuerdo mal.—dijo Tom.—expresaste lo emocionada que estabas por mi clase.
—Estaba emocionada de saltearla.
—Y ahí estas con tu actitud.—susurró Tom, riendo.
Avani sintió que se le calentaban las mejillas al oír su risa y un dolor floreció en su corazón. Fue una sensación extraña. Avani nunca había sentido eso por nadie más que por Tom.
Nunca había habido nadie más además de él. Nadie que la hiciera perder el sueño por las noches, ni que soñara despierta con dulces molestias mientras probaba su nombre en su lengua una y otra vez hasta que sentía la boca en carne viva.
Quizás esa era la razón por la que era difícil estar en su presencia. Siempre se suponía que las primeras veces eran las más memorables. Avani deseaba desesperadamente que no lo fueran.
Ella se arriesgó a mirarlo e inmediatamente se arrepintió de haberlo hecho. Tom era hermoso.
El viento frío de enero jugaba con sus rizos tenebrosos, mordisqueando sus pómulos, tornándolos ligeramente rosados. Él era alto, ahora más alto considerando que ella no llevaba tacones. Y estando tan cerca de él, podía oler su sutil aroma.
No usaba ninguna fragancia adicional, su identidad era el resultado de sus actividades del día a día. Olía como el café negro que bebía cinco veces al día, el pergamino fresco en el que escribía durante largas horas, los cigarrillos que fumaba para oscurecer su alma más de lo que ya estaba con un toque de jabón terroso. Es divino.
Estuvieron en silencio durante un largo rato mientras Tom contemplaba el cielo nocturno y Avani terminaba su cigarrillo. Y tan pronto como lo hizo, prendió uno. El olor de la cerilla le llegó a la nariz. Hubo una leve chispa en la oscuridad seguida de la llama naranja.
Solía usar magia para encender sus cigarrillos, pero después de ver a Tom usar cerillas para ese propósito, diciendo que se sentía más crudo de esa manera, comenzó a llevar su propio paquete. Además, a ella también le gustó mucho el sonido que hacían. Fue extrañamente tranquilizador.
—No puedes seguir actuando de esta manera.—dijo Tom.
—¿Actuar cómo?.
—Actuar como si me arrojara un vaso de jugo de calabaza o faltar a clase. No importa que nos conociéramos de antes, aquí en Hogwarts eres mi alumna. Tienes que actuar como tal.
—Qué profesional de tu parte, Tom. ¿Dónde estaba ese espíritu noble cuando me dejaste en ese puente la noche de año nuevo?.
Tom no dijo nada mientras golpeaba con sus largos dedos su otro brazo, chasqueando su lengua contra su mejilla. Avani terminó su segundo cigarrillo y cuando fue a encender el tercero, Tom le arrebató la cajetilla y la guardó en el bolsillo interior de su abrigo.
Avani hundió el pie en el suelo y soltó una risita sardónica.
—Devuélvemelo.
—Está prohibido fumar en los terrenos de Hogwarts, señorita Chaudhry. Como su profesor, confiscaré sus cigarrillos.
—¡Señorita! ¿Hablas en serio, Tom?.
—Soy el Profesor Riddle. Será mejor que empieces a usar mi título, ya no estamos en París.
Avani sacudió la cabeza con incredulidad.—O qué, Tom. ¿Qué me vas a hacer? ¿Darme castigo?.
Tom cruzó las manos a la espalda.—Si es necesario, sí. Y si aún no cumples, es posible que tenga que contactar a tus padres y al director.
Avani lo miró entrecerrando los ojos.—Eres un idiota.
—El lenguaje.
—Eres un puto bastardo.
Tom hizo una mueca y pellizcó la punta de su puente.—¿Qué quieres que haga para que dejes de actuar así?.
—Bueno, veamos. Arrodíllate y pídeme perdón sería un buen comienzo.
Tom se rio, casi resopló incluso. Pero luego se dio cuenta de que hablaba en serio.—¿No estás bromeando?.
—No.—¿Por qué estaría ella bromeando? Se sintió herida por primera vez en el aspecto romántico de su vida y no tenía idea de cómo afrontarlo más que actuar.
—No creo que te des cuenta de que aquí también estás equivocada, Avani. Mentiste, recuerda. Me hiciste creer que tenías veintidós años cuando sólo eres una colegiala de dieciocho. ¿Por qué no? ¿Cuál es el problema aquí?.
Avani se encogió de hombros.—Porque no quiero que así sea.
Tom se burló.—Sí, eso tiene mucho sentido.
—En realidad sí.
—¿Te estás escuchando a ti misma? Suenas absolutamente loca.
Avani levantó las manos en el aire.—Bueno, ¡no me importa si parezco loca!.
—Deberías, Merlín.
—Pero no me importa.
Tom sacudió la cabeza y la miró con incredulidad.—Entonces haz lo que quiera. No te quejes cuando yo haga mi parte. Si veo que infringes cualquier otra regla, señorita Chaudhry, tomaré medidas. Y no la harán feliz.
Avani se encogió de hombros y cruzó las manos delante de ella mientras intentaba parecer indiferente.—Bueno.
—Eres una inmadura.
Eso la tocó y se encontró arrojándole su caja de cerillas a la cara, su primer instinto cada vez que las cosas se salían de su control.
Tom atrapó la caja de cerillas antes de que lo tocara y luego lo metió en su bolsillo. Y se giró para salir de la torre de Astronomía.
—Sí, huye de nuevo, Tom. Eres muy bueno en eso.
Tom no la miró, ignorando sus respiraciones furiosas detrás de él mientras bajaba las escaleras de la torre de astronomía.
Avani se rio, fuerte y clara, y el sonido la hizo parecer loca. Oh, cómo iba a hacer que se arrepintiera de sus decisiones.
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MOONLIT | TOM RIDDLE ✓
Fiksi Penggemar𝐌 | Tom Riddle nunca esperó que ella volviera a ser parte de su vida... no como su alumna. ﹂SELIASINNER ﹂HIISMOON TRADUCCIÓN ﹂TOM RIDDLE PROFESOR