Pov Nadie:
—Ambas son muy buenas ideas, lo haré cuando regresen, pero... ¿Y si dice que no? Me dejará en ridículo frente a todos —aceptó con entusiasmo luego de haber visualizado ambos escenarios en su mente, sonriendo cual gato de Cheshite ante la posibilidad de hacer su esposa a Mal, convertirla en una chica de Auradon y tenerla solo para él, pero así como vino la emoción con eso, también vino la realización y no tardó en vocalizar tal posibilidad; después de todo Mal no era como las chicas de Auradon que decían "Sí" a todo, ella era de la Isla, lugar en donde se respetaba el "No" de todos.
La chica de cabello morado siempre había sido firme en lo que quería y en lo que no, y justamente la principal cosa a la que se había negado siempre fue a besarlo, si no hubiera sido porque prácticamente la acorralo frente a toda una multitud de estudiantes y la tomó en sus brazos, ella no lo hubiera dejado besarla y vaya que se había resistido a él; conociendo eso cabía la posibilidad de que ella dijera que no, y aunque le rogara a sus padres que la obligaran a casarse con él, sabía que ellos no lo harían, sobre todo su madre, la cual siempre le dijo que él debía respetar las palabras de una mujer, pero lo que más debía respetar era el "No".
—Es por eso que mi madre nos ayudará, ella dijo que podría conseguir algún artilugio mágico para que la chica esa te diga que sí y no pueda alejarse de ti —comentó mientras colocaba una mano en el hombro del actual Rey de Auradon. Su madre se encargaría de la parte más compleja y de ellos dependía el resto, pero ambos chicos debían confiar en él y solo centrarse en lo que él les dijera.
»Con respecto a ti, ya que yo soy el padre de Audrey, aunque digan esa mentira de que no lo soy...Tú estarás comprometido con mi hija, tan pronto como regrese a Auradon será anunciado y ella no podrá ir en contra de mí, además por si acaso igual usaremos algo para que no se pueda negar —informó lo que ya su madre le había propuesto hace un tiempo atrás pero que con todo el desastre de la supuesta verdad no se había podido hacer como se había planeado desde un inicio, pero que sí o sí ahora se tendría que hacer.
Mientras tanto en alguna parte de la Isla de los Perdidos:
Uma Seas recién regresaba de su pequeña escapada de todos los días para nadar un rato, estar en el agua era como una segunda naturaleza para ella, hacía que se sintiera libre y se relajara un poco, además de que le servía para que no se irritara tanto por las tonterías que hacían Gil y Harry; los quería a ambos pero a veces eran demasiado infantiles para su gusto, a pesar de eso ellos eran muy leales a ella y siempre estaban a su lado apoyándola, y aunque ella no lo solía demostrar, se preocupaba por ellos desde que los tres eran unos niños, ellos eran como unos hermanos para ella y sabía que ella misma era una hermana más para ambos.
Luego de una pequeña ducha para quitarse el agua de mar, la chica se vistió con algo cómodo y se recostó en la cama de su camarote privado, el trabajo en el restaurante había terminado y no tendría que preocuparse con eso, por lo que podría descansar tranquilamente, pero antes de que pudiera cerrar los ojos para tener una pequeña y corta siesta, la puerta de la habitación se abrió de repente y quienes entraron no fueron otros que Gil LeGume y Harry Jones, los cuales iban cotilleando entre ellos mientras entraban en el camarote de su capitana y cerraban la puerta para tener privacidad de oídos indiscretos; aquello le dijo a Uma que lo que tenían para decir era algo serio y con importancia, por lo que se incorporó y se sentó en la cama mientras los miraba fijamente.
—¿Qué es lo que tienen para informarme? —preguntó con tono serio pero algo impaciente a pesar de que quiso no sonar tan así, se supone que como líder de la pandilla y capitana de la tripulación debía mantener siempre la calma y poner orden, pero quería saber ya mismo lo que tenían para decirle, después de todo sí o sí, tenía que tratarse de algo relacionado con Mal o Auradon.
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You, Me And This Love, Impossible? - Mevie *EDITANDO*
FanfictionEvie no aguantaba más el dolor de esconder su amor por Mal; cada vez que la veía, sentía un nudo en la garganta y un vacío en el pecho. Quería besarla, abrazarla, gritarle al mundo que era suya y de nadie más, pero todo se derrumbó cuando vio a Mal...