Pov Nadie:
Luego de que regresaran nuevamente al castillo con los cuatro atacantes a cuestas, las Reinas decidieron encargarse de ellos después, no querían perder el tiempo que podían invertir con su familia, interrogando a aquellos «asesinos» de pacotilla; así que ordenaron que los encerraran luego de haber informado lo que habían intentado hacer, sabiendo que los Cazadores querrían darles una buena bienvenida luego de escuchar que habían intentado lastimar a la familia Frost, todos les eran incondicionalmente leales a sus Reinas y Princesas, y harían pagar a cualquiera que se atreviera a tocarles siquiera un pelo; solo los Cazadores serían un buen primer incentivo para que los cuatro intrusos hablaran pero si no funcionaba, entonces las cuatro Frost se podrían divertir un poco durante el interrogatorio.
Después de que los Cazadores se llevarán a los nuevos prisioneros, la familia real entró en el castillo y se dirigieron a la biblioteca, pasando el resto de la tarde allí, leyendo, pintando, merendaron y cenaron allí, simplemente pasando un rato en familia; sin embargo por más que Freya, Sara y Snow quisieran mantener a Evie distraída, era casi imposible que ésta no pensara en Mal y en lo que había pasado, además de que no podían evitar que los pensamientos de la menor fueran a ello, por más que quisieran que ella estuviera bien, sabían que ella debía de tener sus propias experiencias, ya sean buenas o malas, dulces o amargas, no importaba qué ellas estarían allí para la peliazul.
Cuando se despidieron para ir a sus respectivas habitaciones, las mayores de la familia notaron que la menor estaba decaída y metida en sus pensamientos, por más brillante que fuera su sonrisa en sus ojos se reflejaba la tristeza y el dolor que intentaba ocultar; les dolía verla así pero no podían quitarle esos sentimientos así como así; por lo que se despidieron de ella y dejaron que al menos esa noche procesara sus pensamientos y sentimientos a solas, era algo que necesitaba y si no lo hacía sería peor para ella.
A la mañana siguiente muy contrario a lo habitual, Evie se despertó tarde y por ende no bajó a desayunar, eran casi las once de la mañana y normalmente todas desayunaban a las ocho; intuyendo que posiblemente aquello pasaría, la menor le había pedido la noche anterior a uno de los Cazadores que custodiaba su puerta que le informara a su familia que lo más probable es que no asistiría al desayuno, por lo que la familia tuvo que comer sin el miembro más joven, la cual solo tomó una pequeña porción y tan pronto terminó se fue a buscar a su hermana mayor luego de que le informaran que estaba entrenando con algunos Cazadores, mientras que sus madres recién habían ido a interrogar a los atacantes del día anterior, si Snow no estaba allí con ellas era porque las Reinas se encargarían ellas solas.
Tan pronto como la peliazul llegó al patio de entrenamiento vio a su hermana luchar con dos Cazadores, una mujer y un hombre, también habían algunos otros viendo el entrenamiento y entre ellos estaba Eric; desde que la chica supo que éste tenía un enamoramiento en su madre Sara, traía unas grandes ganas de enfrentarse a él y hacerlo morder el polvo, quería probar qué tan bueno era realmente y hoy lo haría, quería desestresarse un poco y lo usaría a él como saco de boxeo por un rato.
Evie: «Hey, Cazador. Combate cuerpo a cuerpo, solos tú y yo, ahora» habló con un tono indiferente, señalando a Eric con su dedo mientras se iba acercando al semicírculo que habían formado, llamando la atención de todos los presentes, quienes la voltearon a ver algo sorprendidos, pero el más sorprendido era el susodicho, el cual no se esperaba que ella quisiera entrenar con él.
Eric: «Con mucho gusto, Princesa» comentó con un tono algo forzado, haciendo una pequeña inclinación de cabeza a modo de saludo, apretando la mandíbula al ver al fruto de la unión de su amada Sara con la Reina de Hielo acercándose a él, intentando contener su disgusto y molestia por su presencia.
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You, Me And This Love, Impossible? - Mevie *EDITANDO*
FanficEvie no aguantaba más el dolor de esconder su amor por Mal; cada vez que la veía, sentía un nudo en la garganta y un vacío en el pecho. Quería besarla, abrazarla, gritarle al mundo que era suya y de nadie más, pero todo se derrumbó cuando vio a Mal...