—Déjame ver si entiendo... ¿Creaste una cuenta en Twitter para compartir sobre nuestra relación? —yo asentí— ¿Y ahora, todo eso se hizo viral y quieren que escribas un libro?
—Así es. Se que suena loco e irreal pero... solo pasó. Yo tampoco lo entiendo. ¿Pero no es lo más cliché del mundo? Es decir, éramos mejores amigos, compañeros de piso y terminamos enamorados y casados. A la gente le encanta eso —reí suavemente acomodándome en el sofá.
Ese sábado por la tarde una editorial se había contactado conmigo y cuando mi esposo llegó a casa ambos nos enrollamos en el sofá como cada día después de nuestras horas de trabajo, y yo le había contado las noticias.
—¿Quieres hacerlo?
—Me gustaría... es decir, creo que será divertido pero, no quiero hacer nada si crees que eso puede traernos problemas de cualquier tipo.
—Minho.
—¿Mhm?
—¿Cuántas veces te he dicho que lo que más me importa es tu felicidad? Si esto te hace bien, yo no tengo ningún problema con ello. Te amo, y amo cada parte de ti. ¿Crees qué yo no compraré ese libro y lo leeré mil veces?
Sonreí mirándolo con todo el amor que cabía en mi pecho.
—Te amo, Christopher. Te amo tanto cómo no tienes idea.
—Lo hago, porque yo te amo con la misma intensidad.
Y como cada vez, sellamos esas palabras con un beso que podía expresar nuestros sentimientos más profundos.
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