Cap 2: La Isla

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Abrí los ojos de golpe, miro de nuevo a mi alrededor y me encuentro en el desván, tumbada en el sofá y con el libro sin acabar de leer entre mis manos. Siento una energía que me hace sentir inseguridad, malestar. Justamente lo que sientes tras haber sufrido la peor pesadilla de tu vida.

"Estoy bien, estoy bien" me digo a mi misma con ánimo de sentirme mejor.

No funciona.

Al mirar el reloj me doy cuenta de que solo es la una de la madrugada. Es raro, ya que siento que he estado al menos cuatro horas soñando. "Mamá" es lo único que se me viene a la mente. Por lo que me levanto aun estando agitada y entro en su habitación, ahí estaba, dormida. Me da pena pero no puedo evitar despertarla y decirle todo lo que me había pasado.

—Tranquilízate, ha sido una pesadilla. Pero ya se ha acabado ¿verdad? —Hace el amago de tranquilizarme.

—No eres consciente de lo real que era todo.

—Eso es porque cuando soñamos, no sabemos distinguir si estos son reales o no —aclara con su voz tan serena.

—Exactamente por eso lo digo, al tener una pesadilla siempre sabes que ha sido un sueño al despertarte. Esta vez me he despertado y la sensación es totalmente... distinta.

—Eh, mírame. —Me coje del mentón—. Estás aquí conmigo, y esto sí es real, todo está bien Olivia.

—No, nada está bien. —Las lágrimas desbocan sobre mis pálidas mejillas. Ya ni siquiera sé por qué estoy llorando.

—El miedo no es nada menos que un sentimiento. Estos nacen de nuestra mente, de nuestro interior. —Pone su mano en mi pecho—. Si tu no puedes controlarlos, dominarán tu mente cada vez que quieran. ¿Quién quieres que domine tu vida, Olivia?

A continuación se gira hacia su lado de la cama, dándome a entender de que la charleta ha concluido.

Mientras subo de nuevo por la escalerita de madera hacia el desván, siento un dolor en la pierna derecha. Enciendo la luz al llegar y nada más mirarme al espejo siento como el estómago se me encoge como si hubiera tragado ácido.

Tenía sangre desde la rodilla hasta el pie. No puede ser real, nada de esto es real.

Ha sido real.

No puedo dejar de dar vueltas como una desesperada, y comienzo a pensar. Recordando con detalle todo lo que vi, tratando de que no se me olvide nada y en una hoja comienzo a dibujar. Recreando trazo a trazo todo lo que pude ver, parecido a un fotograma. Cada línea era perfecta, como si la vida me tratara de ello.

Después de un considerable tiempo, acabé de dibujar la ciudad tal y como era. Con esos altos y abandonados edificios llenos del verde de las enredaderas, y con esas calles tan estrechas y sombrías.

Tras darle mil vueltas, coloco cada dibujo en un tablero de corcho que utilizo para el instituto, tratando de buscar respuestas, como si de una escena del crimen se tratase.

No se porqué, y aunque suene estupido, me da miedo curarme la rodilla. No quiero ni tocarla, como si esa herida fuera lo único capaz de dar a entender que lo que yo decía si era verdad. También traté de buscar información en internet, casos reales, pero todo eran especulaciones y no encontré ningún estudio científico que me diera esperanzas.
Frustrada, cierro el ordenador de forma tan fuerte que hace que retumbe mi escritorio y a su causa, caen al suelo varios de los folletos que recogí al final de la excursión.

Mierda, todo es una mierda.

Los recojo y por curiosidad le doy una ojeada.

Trataba sobre todo lo que se puede ver en el museo y varios artículos relacionados. Justo en la esquina de la segunda cara hay un apartado con un título llamativo que dice: "Noticias Falsas". Lo comienzo a leer, y cuenta como hace diez años despidieron a un hombre de una empresa de investigación científica por divulgación de una teoría sobre los universos. Según lo que informa "La teoría de la Simetría Universal", una teoría que consta que, existen infinidades de universos en el que a pesar de sus diferencias hay un patrón en común.

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