El cañón de los raptores

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Anne se hallaba inmóvil ante la imponente y aterradora aparición que emergió del bosque, ya que no era cualquier cosa, sino que era nada más y nada menos que un Tyrannosaurus Rex, el rey de los dinosaurios y el rey de la isla Sorna. Los raptores habían adoptado una posición de defensa y habían comenzado a emitir chillidos y siseos amenazantes con la esperanza amedrentar al enorme depredador, pero este en respuesta contestó la amenaza lanzándose hacia ellos rugiendo, ante la acometida del Rex, Anne se escondió detrás de una roca para no inmiscuirse en ello.

Devuelta con los raptores, uno de ellos se lanzó sobre en el costado Rex, comenzando a arañarlo, este rugía de dolor, pero no le tomo mucho esfuerzo el quitárselo de encima sujantolo por la cola, para después aplastar su cuerpo con sus enormes mandíbulas, agitando su gran cabeza como un perro con un juguete masticable y luego lanzarlo contra el suelo ya muerto. El otro raptor saltó en la cola del gigante mordiéndolo y el otro se le trepó en espalda arañándolo; así continuaba la lucha con Anne como único testigo.

 El otro raptor saltó en la cola del gigante mordiéndolo y el otro se le trepó en espalda arañándolo; así continuaba la lucha con Anne como único testigo

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-(Dios mío...debo largarme de aquí. Gane quien gane, me comen eso es seguro) - Anne aprovecho el caos provocado por la pelea para correr a toda velocidad, la adrenalina recorría su cuerpo y lo único que sabía es que debía alejarse de ahí lo más rápido posible.

"Tyrannosaurus rex. Lagarto supremo que reino por 25 millones de años. Criamos siete, los siete soberanos de la isla."

Anne corría sin mirar hacia atrás, los ruidos de las bestias luchando, le hacían tener temblores y escalofríos por todo el cuerpo, pero sabía que detenerse implicaría su fin. Ya habiendo perdido de vista el campo de pelea de los dinosaurios, Anne se tomó un minuto para respirar, lo único que ella deseaba en ese momento era que ninguno de los raptores fuera a por ella, y mucho menos aquel T-Rex.

"A pesar de lo que habíamos creído, el Tyrannosaurus no era carroñero; registramos a uno correr a 50 km/h."

La pobre chica se halla respirando y cogiendo aire a la sombra de un árbol- Ah...ah...ah...creo que ya me alejé bastante, aunque aún... no me fio de esas cosas-

Anne sentía que debía seguir corriendo, pero su cuerpo necesitaba descansar. En eso un sonido capta su atención, no era el sonido de un dinosaurio, sino de agua cayendo.

-(Ese sonido es de una... ¿¡cascada?!) - no le tomo mucho tiempo hallarla, y acercándose a la orilla comenzó a beber de ella como una posesa; tras lavarse la cara Anne, miro su reflejo en el agua, su rostro antes delicado y hermoso ahora tenía cortes y moretones; su pelo era un desastre y su aspecto era simplemente lamentable. En eso unas gotas cayeron al agua, pero no prevenían de la cascada o de la lluvia, sino que eran las lágrimas de la pobre muchacha- (Ya no puedo más...es...demasiado...quiero estar en casa en mi habitación...en mi cama lejos de esta isla...lejos de todo esto...)- Anne comenzaba a derrumbarse emocionalmente, pero en eso un ruido la desvió de su pesar, saco el arma y vio que se trataba de un grupo pequeño de Corythosaurus, la chica baja el arma y tras guardarla, procede a lavar su rostro otra vez- (Si me rindo ahora... da nada habrá valido la pena haber llegado tan lejos) - ella se levanta y ve el camino de la jungla- (Debo seguir y continuar cueste lo que cueste).

Jurassic Park: TrespasserDonde viven las historias. Descúbrelo ahora