Tan frágil y constante

No te entiendo...

No te entiendo. Quieres la verdad, pero no deseas escucharla. Me dices que tu corazón se ahoga a través de un mar agitado, mientras que el mío desfallece al sentirme un monstruo frente a ti. Esto es lo que soy. ¿Porqué me temes? Sigo siendo el mismo. ¿Tanto he cambiado, que ahora me encadenas con tu silencio? ¿Tan bajo ha caído mi imagen de tu altar que adorabas tanto? ¿O es que ahora esta oveja es tan común que ya no la distingues del resto? Puedo verlo y me duele tanto ya no ser digno de tu mirada. ¿Porqué ya no deseas levantar la vista? ¿Porqué te ocultas bajo esa máscara de comprensión falsa? ¿Acaso crees que el tiempo amordazado sanará lo que el filo de tus palabras cortan con tu falta de sensatez? Dime por favor que es el amor y no el miedo lo que une tu consagrada alma con la mía. Dime que todavía ves a través de esta bestia que no puede cambiar a la luz de la Luna Llena. Dime que todo es una ilusión y que despertaré con la luz de tu sonrisa, liberándome de la oscuridad de mi prisión y volviendo a ser aquel amor que me estima.