Una frase típica de abuela,
de esas que te sueltan aunque duela.
Hay personas que son como un rayo de sol cuando hace frío,
como ese pececillo alegre en el calmado río,
ese impulso que te falta para lanzarte,
en esa piscina a la que no quieres ni arrimarte.
Allí donde se encuentra la felicidad,
las ganas, el amor y todo lo que te hace ver el mundo con claridad,
como una vela en un oscuro lugar,
donde necesitas algo de luz para poderlo lograr.
Lograr conseguir eso que tanta espera lleva,
como para un niño esperar cuando nieva.
Aquello que hace que las heridas ya no duelan,
que aparezca la costra y que cuando se caiga,
sea porque esos abrazos sanan,
y hayan conseguido curar todo lo que el tiempo no pudo.
Quedarán cicatrices como a menudo,
pero ya no escuece, ya no duele,ahora sana como puede,
al cicatrizar las heridas ya no se vuelven a abrir, y todo aquello por fin te deja seguir.
P.G.G
