II

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Al poco tiempo de comenzar la película, el sitio vacío a mi lado se ocupó por Enzo, regalándome una sonrisa de oreja a oreja. La proyección duró casi tres horas, lo que dura la película. Era trágica, tal como a mi me gustaban, de esas que te hacen sentir escalofríos por todo tu cuerpo y te dejaban seca de tantas lágrimas que derramabas, cosa que me ocurrió. La muerte de Numa fue un arrebato, lloraba en silencio, como la mayoría de los presentes. Al finalizar la película le di la enhorabuena a Enzo y nos quedamos charlando mientras caminábamos hacia la sala de la fiesta de después de la recepción. Nos ofrecieron una copa de Champagne y los dos la tomamos mientras hablábamos, hasta que llegó Louis.

—Dois-je interrompre? (¿Interrumpo?) —Habló haciéndonos voltear a los dos para mirarle—

—Non, qu'est-ce qui ne va pas à Louis? (No, ¿Que ocurre Louis?)

—Tu chantes dans cinq minutes, tu devrais être sur scène (Cantas en cinco minutos, deberías estar en el escenario) —Me respondió obvio y yo me sobresalté, asentí y él se retiró—

—Lo siento Enzo, debo ir al escenario, después te veré —Le sonreí y dejé la copa en una mesa—

—Buena suerte, seguro lo haces genial —Me sonrió de vuelta y yo me alejé—

En menos de un minuto estaba encima del escenario. La gente comprobaba mi vestuario, maquillaje y el equipo de música, no tener a mi banda me molestaba, no era lo mismo cantar sin mis músicos, pero no podía hacer nada. Me colocaron en medio del escenario y me dieron un micrófono, ya que en treinta segundos se abriría el telón.

—¡Damas y caballeros, les presentamos a Lucie Moreau, la jóven artista francesa, con su nuevo éxito La Seine!

La gente comenzó a aplaudir y el telón se abrió, en menos de diez segundos, la banda ya estaba tocando y ahora entraba yo, era mi momento. Respiré hondo y canté

Elle sort de son lit, tellement sûre d'elle, La Seine, la Seine, la Seine. Tellement jolie, elle m'ensorcelle, La Seine, la Seine, la Seine. Extralucide, la Lune est sur. La Seine, la Seine, la Seine. Tu n'es pas saoul, Paris est sous, La Seine, la Seine, la Seine. Je ne sais, ne sais, ne sais pas pourquoi. On s'aime comme ça, la Seine et moi. Je ne sais, ne sais, ne sais pas pourquoi. On s'aime comme ça, la Seine et moi. Extra Lucille quand tu es sur. La scène, la scène, la scène. Extravagante quand l'ange est sur. La scène, la scène, la scène

En medio de mi actuación, pude divisar a Matías, en medio de la sala, sonriendo ampliamente mientras observaba todo lo que hacía. Nuestras miradas chocaron, y sentí un cosquilleo en mi interior.

Je ne sais, ne sais, ne sais pas pourquoi. On s'aime comme ça, la Seine et moi. Je ne sais, ne sais, ne sais pas pourquoi. On s'aime comme ça, la Seine et moi. Sur le Pont des Arts (mon cœur vacille). Entre deux eaux (l'air est si bon). Cet air si pur (je le respire). Nos reflets perchés (sur ce pont). Tu lu, ti, luti. Tu lu, ti, luti. On s'aime comme ça, la Seine et moi. Tu lu, ti, luti. Tu lu, ti, luti. On s'aime comme ça, la Seine et moi

Miles de aplausos llenaron el silencio que había quedado en la sala nada más terminar mi canción. Sonreí como nunca lo había hecho al ver a toda esa gente aplaudir, vitorear y gritar mi nombre. Me sentía llena, había logrado mi objetivo. Había logrado mi sueño.

Bajé del escenario y un cúmulo de gente me rodeó, felicitándome y dándome la enhorabuena por tan bonita canción. Entre la multitud pude ver a Matías, en el mismo sitio que antes, observando con orgullo. Me disculpé con la gente y caminé hacia él, sin que nuestras miradas se separasen en ningún momento. Cuando estuve frente a él, una sonrisa invadió mi cara.

—Cuanto tiempo, lumière —Sonrió—

Escuchar de nuevo su voz hizo volver a mi memoria millones de recuerdos de hace años, recuerdos con él, recuerdos muy felices de mi vida. El me llamaba lumière, que significaba luz en español, ya que según él, yo era la luz de su camino.

—Lo mismo digo, Matu —Respondí con una risa—

—Vení flaca —Abrió sus brazos y no dudé ni un segundo en no lanzarme a ellos—Te extrañé mucho —Susurró en mi oído—

Podía escuchar su corazón latir rápido, al ritmo del mió, su sincronización era escalofriante, pero a la vez lo más bello que podía sentir. Ese sentimiento hizo que un par de lágrimas salieran de mis ojos, mi sensibilidad me delataba, y ver a Mati hizo que explotaran todos mis sentidos.

—Yo tambien a ti —Susurré mientras me separaba del abrazo para limpiar mis lágrimas—

—Ya veo —Rió y yo le dí un pequeño golpe en el hombro haciéndonos reír a los dos— Me encantó tu canción, de no haber sido por tus canciones habría olvidado tu voz.

—¿Escuchaste mis canciones? —Él asintió— Pero si no sabes francés —Reí—

—Qui a dit non beau? (¿Quien dijo que no preciosa?) —Habló en francés pero sin quitar su acento argentino, lo que me hizo sorprender, ¿Cuando había aprendido francés? —

—¿Cuando aprendiste? —Pregunté con entusiasmo, habia deseado que aprendiera francés toda mi vida—

—Cuando te fuiste, sonará tonto, pero hablando francés, sentía que volvía a estar con vos —Me sonrió avergonzado—

Esas palabras hicieron que mi corazón se estrujara, y a la vez se rompiera. Al irme a otro país, tan lejos de todo, tan lejos de él, nunca tuve en cuenta sus sentimientos, solo pensé en mí, a pesar de que le echara de menos como a nadie en mi vida.

—No suena para nada tonto —Le devolví la sonrisa— Yo tomaba mate todos los días —Reí—

—Pero vos odias el mate —La sospecha se apoderó de su cara, mostrandolo en sus facciones— ¿Lo tomabas para acordarte de mi? —Asentí mientras sonreía, me dolía la mandíbula de tanto sonreír, pero mientras fuera él quien me provocara esa sonrisa, no me importaba en absoluto— No sabes como te eche de menos —Habló con la voz rota mientras nos unía de nuevo en un abrazo—

Ese abrazo, marcó un antes y un después en mi vida y en la de Matías. Habíamos vuelto a reencontrarnos, más maduros, con las ideas claras y más estables. Esto era el inicio de una etapa bonita en mi vida, que ojalá no acabara jamás. Por que al final, hasta este día, solo éramos perfectos desconocidos.

 Por que al final, hasta este día, solo éramos perfectos desconocidos

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𝒫𝑒𝓇𝒻𝑒𝒸𝓉𝑜𝓈 𝒟𝑒𝓈𝒸𝑜𝓃𝑜𝒸𝒾𝒹𝑜𝓈; 𝑀𝒶𝓉í𝒶𝓈 𝑅𝑒𝒸𝒶𝓁𝓉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora