La Concubina Favorita Del Emperador Es Un O

Capitulo 37.2: Caída del caballo

Hizo bien en hacer meticulosos intentos de ajustarse el chaleco. Los antiguos eran demasiado horribles.

Mu Zhan era sin lugar a dudas un alfa, entonces, ¿acaso no tenía también forma animal? ¿No debería estar extasiado al encontrarse con un espíritu afín que tiene una condición similar a la suya? ¿Por qué todavía quiere devorarlo? ¿Es esto lógico?

Wen Mingyu estaba agraviado y enfurecido al mismo tiempo. Realmente tenía miedo de que Mu Zhan se lo tragara. Ni siquiera era lo suficientemente grande como para aplastarlo entre los dientes. ¿Por qué entonces debería querer comerme?

Mu Zhan sostuvo al conejito en la palma de su mano, completamente en su poder, y sintió una inexplicable sensación de serenidad y satisfacción.

Tocó al conejo con cuidado, acariciándole el pelaje desde la oreja hasta la cola.

“Pórtate bien y quédate conmigo a dormir una siesta. Cuando despierte, te buscaré”.

Mu Zhan no se dirigió a sí mismo como "este" por primera vez. Su voz era inusualmente afectuosa. Wen Mingyu, sin embargo, todavía estaba incrédulo y furioso por haber sido devorado y prestó poca atención a esta discrepancia.

Mu Zhan se acostó una vez más con el conejo en la palma de su mano, cerró los ojos sobre el amplio sofá cama, texto en el párrafo, y se quedó dormido.

Con tantos días agitados y tan poco descanso, incluso si fuera muy capaz, todavía estaría exhausto. Justo ahora también estaba defendiéndose de la fatiga mientras entrecerraba los ojos y acariciaba al conejo. Su voz también era ronca y sus frases eran confusas y retrasadas.

Era solo que la influencia normal de Mu Zhan era tan contundente que en momentos como este, Wen Mingyu ni siquiera sospechaba que estaba medio dormido.

El pequeño, Wen Mingyu, estaba acurrucado en la palma de Mu Zhan.

Después de un tiempo no hubo movimiento.

Mu Zhan estaba profundamente dormido.

Wen Mingyu levantó la vista sigilosamente para comprobarlo. Después de asegurarse, comenzó a moverse con cautela, centímetro a centímetro, buscando liberarse de su agarre de prisión.

Debido a su cuerpo lujoso y su pelaje sedoso, todo rozó los dedos de Mu Zhan. Se acurrucó, metiendo sus patas debajo de su pelaje para hacerse aún más pequeño, mientras luchaba por chuparse la barriga.

Sólo es algo peludo y no particularmente gordito. Se le puede apretar.

Wen Mingyu salió de la boca de tigre de Mu Zhan como una bola de arroz glutinoso. Le preocupaba despertar a Mu Zhan con un solo movimiento, por lo que se deslizó muy, muy lentamente. Estaba prácticamente desesperado por transformarse en un charco de agua que se escapaba entre sus dedos.

El trabajo duro vale la pena para el conejito cuyo corazón va por el camino correcto.

Finalmente se deslizó hasta la mitad de la mano de Mu Zhan, como si el triunfo estuviera en camino.

Wen Mingyu estaba emocionado, sus orejas temblaban mientras levantaba las patas y salía arrastrándose.

Pero justo en ese momento, la mano de Mu Zhan se movió, recapturando al conejo de orejas caídas y envolviendo toda su mano alrededor de él.