Después de evitar que una banda del Caos convoque un vasto ejército a un mundo Imperial, un Inquisidor en entrenamiento es lanzado a través de la disformidad y se encuentra en un mundo nuevo y extraño, uno en el que hay personas con habilidades incr...
Ya le saben , solo primeros capítulos , los links están al final
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
***********
Durante los últimos cuatro milenios, la gente que había vivido en el subsector del Éufrates había vivido en un período de relativa calma y tranquilidad. El subsector en sí tenía poco valor estratégico aparte de un único mundo forja y varios mundos civilizados y agrícolas. En el mundo civilizado de Patronus esto pronto cambiaría, ya que una serie de asesinatos inquietantes habían tenido lugar en toda la capital del planeta.
Varias víctimas fueron encontradas con las gargantas abiertas con un cuchillo dentado y con los órganos extraídos. Muchos entre la población del planeta habían sospechado al principio que los asesinatos fueron cometidos por un grupo de xenos infiltrados. Inicialmente, estos rumores eran completamente infundados ya que el planeta no tenía antecedentes de ataques xenos durante casi un milenio.
En cambio, las autoridades creyeron que esto era más que probable obra de un asesino en masa trastornado o de una organización que se ocupaba del comercio de órganos en el mercado negro (no estoy seguro de si el mercado negro existe en el verso de Warhammer, pero sigue adelante). aquí). Al menos eso era lo que muchos habían pensado hasta que encontraron a la décima víctima.
Un grupo de jóvenes trabajadores del almacén había estado trabajando hasta tarde una noche y todos habían escuchado una serie de ruidos extraños provenientes de uno de los edificios que sonaban sospechosamente a gritos. Con no poca valentía, los trabajadores fueron a investigar los gritos, pero cuando llegaron, los gritos habían cesado y un espectáculo espantoso los esperaba.
Una mujer joven estaba encadenada a una mesa con varias figuras con capas negras colgando sobre ella, una de las cuales sostenía un cuchillo dentado en sus manos y ya le había cortado la garganta y apenas había comenzado a abrir la carne de la joven.
Los trabajadores inmediatamente corrieron a buscar ayuda. Finalmente regresaron con un pequeño grupo de Adeptus Arbites que habían estado arrestando cerca a un hombre que estaba siendo interrogado con respecto a posibles conexiones con varias organizaciones criminales.
Cuando los Arbites entraron al almacén descubrieron que el asqueroso ritual todavía estaba en curso. Su víctima ya estaba muerta, pero los cultistas aparentemente habían estado tratando de usar a la mujer como sacrificio para poder usar algún tipo de hechicería, pero los Arbites no sabían con qué propósito y no les importaba. Estos herejes habían cometido el pecado más grande que un ser humano podría cometer: se asociaron con los poderes ruinosos.
Los Arbites inmediatamente se enfrentaron a los cultistas y rápidamente mataron a tiros a muchos de ellos antes de que pudieran reaccionar ante su presencia. Los que lograron sobrevivir al ataque inicial abrieron fuego con las armas que tenían, principalmente una variedad de armas automáticas y anotaron varios golpes de suerte contra los Arbites que respondieron redoblando sus esfuerzos para matar a los cultistas. Pronto, todos menos uno de los cultistas restantes fueron abatidos a tiros en una gran ráfaga de disparos.
