MEJORES AMIGAS

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Emilia se encontraba en la comodidad de su habitación, jugaba con algunas de sus muñeca mientras balbuceaba un poco para darle voz a sus juguetes, cuando escuchó cómo alguien tocaba su puerta

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Emilia se encontraba en la comodidad de su habitación, jugaba con algunas de sus muñeca mientras balbuceaba un poco para darle voz a sus juguetes, cuando escuchó cómo alguien tocaba su puerta.

-Ya voy- La pequeña se puso de pie y corrió hacia la puerta, al abrir, se encontró con una niña, vestía unos jeans acampanados, muy acorde a la época de los 2000, llevaba una camiseta rosita y tenía su cabello rubio atado con dos colitas.

-Hola- Dijo la niña, detrás de ella apareció Santi.

-Mira Emi, ella es Valentina, es la hermana de Blas.- Santiago le dio un empujoncito a la niña para que ingresara a la habitación de su hermana.

-¿Vos no sos cómo el tonto de tu hermano?- Emilia seguía un poco molesta con el niño.

-¿Qué te hizo?- Preguntó la rubia e inmediatamente Emilia le contó lo sucedido.

-Es un tonto, odio a los niños, las princesas son lo mejor, a mi me gustan- Dijo Valen hablando apresuradamente.

-¿En serio?, ¡Vamos a jugar!- Emilia dio un saltito de emoción y tomó a la niña de la mano para dirigirla rápidamente al lugar en donde se encontraban sus juguetes.

Y así, se creó una bonita amistad entre ambas niñas, se juraron amistad eternamente y prometieron siempre ser mejores amigas, lo cual han cumplido hasta el día de hoy.

4 años después

Hoy era el cumpleaños número doce de Emilia, su mamá se había encargado de hacer una gran celebración para su hija, invitó a todos los compañeros de clase de la niña, entre estos iba incluido Blas, porque sí, eran compañeros de clase.

-Feliz cumpleaños Emilia- De mala gana el preadolescente extendió su mano para entregarle el regalo a la chica.

-Dale un abrazo hijo- dijo Juliana, la mamá de Blas.

Obedeció a su madre y se acercó a la niña para darle un incómodo abrazo con una sonrisa forzada por parte de los dos.

-Qué grandes están mis muchachos- Ambas madres veían con adoración a sus hijos.

-¡Emi!- Valentina corrió hasta dónde se encontraba su amiga, dándole un empujón a Blas para quitarlo de su camino.

-Eh, pará boluda- Blas respondió enojado.

-¡Blas!- reprendió su madre- ¿Qué dijimos de esas palabras?

Ambas niñas miraban la escena con una sonrisa burlona.

-Perdón- El chico habló cabizbajo-¿Santi está en su pieza?

-Subí Blasito- La madre de Emilia le sonrió y el chico salió rápidamente de ese lugar.

-Infumable Valentina, no sabes- Dijo Blas al ingresar a la habitación de Santiago.

-¿Qué pasó?- Santiago ya se veía un poco más grande que el resto, aunque esté tuviera solamente trece años, la pubertad había llegado, dejando ver un par de cambios físicos en el chico, un buen ejemplo es su altura.

-Casi me pasa por encima con tal de abrazar a Emilia- Blas bufó- Cambiemos de tema mejor.

-Ya mañana les dan los resultados del colegio ¿verdad?- Blas y Emilia habían realizado una prueba para poder ser admitidos en el colegio al que asiste Santiago, ahora Valentina quedaría sola ya que era la menor de los cuatro.

-Sí boludo, solo espero que no me toque nuevamente con Emilia- Blas y Emilia habían sido compañeros de clase desde que ambas familias comenzaron una amistad gracias a los chicos. Habían sido 5 años insoportables para ambos, no habían podido encontrar una forma de convivir sin querer matarse.

-No entiendo por qué se odian tanto- Santiago rio- Y mira que es mi hermana eh, pero ustedes dos son iguales.- lo señaló, esto último que dijo fue como si le hubiera dicho el peor insulto a Blas.

-Cerrá el orto- Claramente Blas se limitaba a decir estas cosas solamente con sus amigos, su mamá lo llegaba a escuchar y era niño muerto.

-Dale, bajemos- Ambos se dirigieron a la fiesta de la niña.

Después de que el evento finalizara con éxito, los 4 niños se encontraban sentados comiendo directamente del pastel de Emilia.

-Bueno, suficiente- la mamá de la cumpleañera tomó el pastel y se lo llevó para que no comiera más.

-¡Abramos los regalos!- Dijo Valentina con emoción.

Emilia tomó asiento en el sofá y los demás la siguieron, poco a poco la chica fue abriendo los presentes, hasta que llegó a uno de parte de una de sus primas.

-Es un- hizo una mueca- ¿Un corpiño?- dijo la niña mientras lo sostenía con ambas manos cómo con miedo.

-Boluda pero no tenes ni con qué rellenarlo- Se burló Blas ganándose una mala mirada de la chica.

-Mas adelante lo vas a necesitar Emi, no importa.- dijo Santi con simpleza, era mucho más maduro que el trío de chicos.

-Sí, cállate la boca Blas- Valentina siempre defendía a su amiga de su hermano.

Emilia se limitó a no decir nada, para ser honestos, se había sentido avergonzada por lo que había dicho el chico, no era ninguna mentira, Emilia seguía viéndose como una niña, porque eso era, pero para ella fue muy fácil compararse con el resto de sus amigas, solamente que a los 12 años no entendemos muchas cosas.

Aquí es donde la pubertad comienza a hacer efecto y con esto vienen miles de complejos, ya lo verán.

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 𝑴𝑼𝑪𝑯𝑶 𝑨𝑴𝑶𝑹- Blas Polidori Donde viven las historias. Descúbrelo ahora