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Emilia y Blas se encontraban en su clase de historia, la profesora se encontraba frente a la clase explicando lo que debían hacer para la siguiente clase.
-Para esto, quiero que se un trabajo en parejas- hizo una pausa mientras todos cuchicheaban entre ellos- Y yo las voy a elegir.
Un "nooo" grupal se escuchó en todo el lugar, la profesora comenzó a nombrar las parejas.
-Emilia y-pausa-Blas, espero mucho de ustedes muchachos, son de lo mejor que tiene este lugar.
Ambos sonrieron incómodos, la realidad es que internamente ambos estaban puteando por la situación en la que la profesora los había puesto.
A la salida, Blas se acercó a Emilia.
-Hoy voy a tu casa- dijo el chico con semblante serio.
-¿Y a vos quién te invitó?- La ojiazul alzó una ceja y se cruzó de brazos.
-No necesito invitación para ir a la casa de mi mejor amigo-dijo burlón- El trabajo no se va a hacer solo y si estamos en mi casa Valentina va a hinchar las pelotas.
-Tu vieja te dijo que no hables así- la chica se burló- Pero está bien Blas.
La chica tomó sus cosas y salió del lugar lo más rápido que pudo para dirigirse con sus amigas.
También hoy sabrán los resultados de la admisión en el colegio de Santiago, esto los tenía tensos a todos, si bien ambos eran los mejores en toda su promoción y tenían calificaciones excelentes, siempre existía la duda. Santiago se había comprometido a revisar la lista de estudiantes admitidos inmediatamente después de que la publicaran.
Por eso, en este momento Blas y Emilia se encontraban sentados en el sofá con los teléfonos de ambos al frente, esperando la llamada del rubio. Habían decidido no comenzar con el trabajo hasta recibir los resultados.
El teléfono de Emilia sonó, rápidamente ambos dieron un salto y con algo de torpeza Blas le pasó el teléfono a la chica, ella contestó y puso la llamada en altavoz.
-Decime rápido que estamos a punto de vomitar- Dijo la chica inmediatamente.
-¿Estamos?- dijo el rubio a través del teléfono.
-Aquí estoy- dijo el chico rápidamente- Dale habla pelotudo.
-Bueno- pausa molesta- Sean bienvenidos al Saint George mis queridos- finalmente dijo lo que todos estaban esperando.
En un arrebato de felicidad, ambos comenzaron a dar pequeños saltos y se abrazaron, cuando pasó el momento eufórico, ambos se separaron y se convirtió en un momento incómodo.
-Y la mejor noticia es que van a ser compañeros de clase otra vez- Santiago dijo esto con un tono tan burlesco que lo único que hizo fue incrementar la rabia interna de ambos.
-La puta madre- dijeron al unísono para que después Santiago soltara una carcajada y así terminara la llamada con ambos.
-No puedo creer que nos vamos a tener que aguantar por otros 6 años- El chico se tapó su cara con ambas manos mientras tomaba asiento nuevamente en el sofá, seguido de la chica.
-Y yo que pensaba que ya me había librado de verte la cara- Emilia dijo con honestidad viendo un punto fijo en el lugar.
-Qué rompe bolas sos- el chico la empujó un poco con su hombro.
-Vos sos un pelotudo- Emilia le devolvió el gesto con un poco más de fuerza.
Y así siguieron por el siguiente minuto, dándose empujones cada vez más fuertes.
-¡Bueno ya, la puta madre!- Gritó la chica que ya se encontraba con todo su cabello despeinado y sobre su cara.
-Y bueno, peínate un poco, es gratis- El chico se burló mientras se ponía de pie para tomar sus libros y empezar con el trabajo, solo que no se percató de que el pie de Emilia estaba en su camino, logrando que Blas casi se coma el piso.
-Ah no, la re puta que me parió- Blas miró a la chica con la cara de odio más grande que podía tener y está solo se dedicó a burlarse.
Y así se la pasaron el resto de la tarde, discutiendo sobre qué debían hacer para el trabajo, dándose burlas e insultos entre ambos, cómo ya era de costumbre. Cómo pueden percibir, entre ambos no había mucho amorde por medio.
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