2. Cómo Puedo Convencerlo!?

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El Alfa agarró las muñecas del Omega con fuerza para poder mirarlo a la cara nuevamente y seguir la conversación, sin que este huyera ni le golpeara otra vez.

- Omega, debes estar bromeando, cierto!? Cómo puedes decirme que no quieres cachorros? Todos los Omegas ansían tener a los hijos de sus Alfas! Es algo natural!

- Suéltame, por favor.

Él habló seriamente, mirando las anchas manos ásperas de Sanemi sujetar las propias con bastante fuerza. Giyuu suspiró cuando él por fin lo soltó, y se cruzó de brazos para mirarlo de forma intimidante con tal de mantener un poco de distancia física.

- No te habrás golpeado en la cabeza, Omega? Quizás no estás pensando con claridad... El único propósito de la existencia de los Omegas es tener crías, así que debería ser tu sueño poder cumplir con ese rol!

- Qué!?

Giyuu se sintió totalmente ofendido cuando Sanemi asumió su supuesto rol correspondiente en la sociedad. Cómo podía decirle que su único valor era para tener hijos? Eso es increíblemente incorrecto e injusto para él!

- Lo que me acabas de decir es completamente ridículo...

Giyuu se quedó pensativo un momento, sin saber el nombre del Alfa para referirse a él. Tomioka odiaba hablar usando los nombres de los géneros de la gente, como Alfas, Omegas o Betas. Él sentía que era algo despectivo y para fichar a los humanos por utilidad.

Sanemi se dio cuenta de la pausa en la voz de su futuro Omega, así que suspiró y le respondió a su probable duda.

- Soy Sanemi Shinazugawa.

Giyuu asintió con molestia.

- Lo que me acabas de decir es completamente ridículo, Shinazugawa. Enserio crees que nosotros los Omegas solo servimos para eso!? No ves ahora mismo que soy un profesor, al igual que tú?

Sanemi chasqueó la lengua, manteniendo una sonrisa de superioridad marcada en su cara.

- Que seas profesor no tiene nada que ver con tu utilidad. Tu organismo tiene un útero completamente funcional y bonito, y si lo tienes es para que lo uses y des a luz a los bebés del Alfa al que vas a pertenecer cuando seas marcado. Así ha sido por toda la existencia! Eso no va a cambiar ahora solo porque estás haciendo un berrinche!

- No es mi obligación usar mi útero! Tú no eres quién para decirme lo que debo decir con mi cuerpo! Me conociste apenas hace dos horas! Idiota! Deberías irte y prepararte para tus próximas clases... Yo debo organizar el gimnasio para mis clases con los niños pequeños...

Giyuu se volteó y empezó a guardar los conos y cuerdas usadas en su clase. Sanemi permaneció ahí y lo miró irritado, para después acercarse y agarrarle del mentón otra vez.

- Deja de negarme como tu Alfa, Omega! No puedes entender lo que te estoy diciendo? Tú y yo podríamos tener unos hijos dulces y maravillosos... Además de encantadoramente fuertes! No se te hace tentadora la idea cuando ves a los adorables niños a los que tienes que educar?

- Te tienes mucha confianza como para decir que eres un buen Alfa. De seguro eres un Alfa patético y con baja autoestima, que quiere a un Omega que le rinda pleitesía con tal de subirse su patético ego...

- Qué!?

Sanemi se puso rojo de la ira, mientras que sus venas se marcaban en su sien extremadamente latientes y enrojecidas. Eso le había golpeado directamente en su orgullo de Alfa. Cómo podía un Omega llamarlo patético!? Los Omegas son inferiores, ellos son los patéticos y debiluchos necesitados de mimos y protección!

Sanemi emitió un gruñido de molestia y agarró bruzcamente del mentón a Giyuu otra vez.

- Tú eres el patético, Omega! Ustedes están hechos para ser usados por los Alfas! Tu único propósito es dejarte ser usado por los Alfas para complacer sus deseos y parir a sus hijos! No sirves para nada más que eso! Ustedes son más débiles y sensibles!

Giyuu no aguantó más la ira y apartó la mano de Sanemi de su cara con una patada tosca y fuerte directamente en el hombro del Alfa. El Alfa soltó un quejido de dolor, y retrocedió algo sorprendido por el atrevimiento del Omega para atacarle.

Sí era un Omega fuerte... Eso le calentó un poco y sonrió burlonamente.

- Buena patada, pequeño Omega. Tienes fuerza... Si tienes fuerza para hacer una patada así, no tendrás problema para cargar un lindo bebé dentro de tu pancita~

- Si me sigues hablando de esa manera en vez de referirte a mí por mi nombre, juro que te reventaré los testículos de una patada! Más cuidado con quien te metes, Alfa...

Le cautivó el valor del Omega para querer amenazarlo. Eso demostraba una fuerza y confianza amplia en el Omega, lo cual sí o sí quería reflejado en sus futuros cachorros.

- Sí, seguro... Ya te habré embarazado y marcado antes de que puedas hacer algo así. Tú debes tener cuidado por no obedecer a tu Alfa desde el comienzo... Sé cuidadoso, mi adorable Omega.

Le guiñó el ojo de manera lujuriosa con tal de coquetearle, pero como siempre, Giyuu no le prestaba atención a sus gestos ni comentarios y siguió ordenando el gimnasio para su próxima clase.

- Oye! Préstame atención, Omega! Si quisiera, podría arrastrarte hasta la sala de limpieza y hacerte mío ahí mismo si no te comportas bien!

Justo sonó la campana de la Academia, dando inicio al segundo bloque de clases de la jornada. Sanemi no tuvo opción más que retirarse del recinto e ir al siguiente salón de secundaria a realizar sus aburridas clases de matemáticas.

Mierda...

Él no iba a rendirse.

Ese Omega sería suyo tarde o temprano, y nadie se lo iba a impedir! Nisiquiera el mismo Omega!

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Muchas gracias por estar leyendo el segundo capítulo de esta historia!

Los quiero muchooooooooo!

❈Un Omega Terco❈ (SaneGiyuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora