Prólogo

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En medio del bullicio del aula, sus ojos color café oscuro se convirtieron en mi faro, una luz que me guiaba en la oscuridad de la indiferencia. Aunque su mirada se posaba en mí de vez en cuando, era como si mirara a través de mí, sin percibir la intensidad de mis sentimientos.

Cada vez que sus ojos se encontraban con los míos, sentía una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo, un cosquilleo que me recordaba que aún había esperanza. ¿Acaso había algo más detrás de esas miradas fugaces? ¿O eran simplemente destellos de cortesía en un mar de distracciones?

Me aferraba a esos momentos como un náufrago a la deriva se aferra a un pedazo de madera en medio del océano. Eran pequeños destellos de esperanza en un universo de incertidumbre, señales que me animaban a seguir adelante, a mantener viva la llama de mi amor secreto.

Aunque él nunca supo de mi existencia, esos breves encuentros entre miradas fueron suficientes para alimentar mis sueños y avivar el fuego de mi corazón enamorado. En cada uno de esos instantes, encontraba la fuerza para seguir adelante, para creer que algún día, sus ojos me mirarían con la misma intensidad con la que yo lo miraba a él.

Entre destellos de café oscuro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora