Capítulo 3 : Que comienze la cacería

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Después de inscribirnos en el gremio, nos fuimos por caminos separados, ya que teníamos diferentes tareas

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Después de inscribirnos en el gremio, nos fuimos por caminos separados, ya que teníamos diferentes tareas.
El gremio en si, nos ofrecia diferentes trabajos, dependiendo de nuestras habilidades y al terminar el día nos daban nuestra paga, si logramos cumplir la tarea y sobre pasar a los demás, así mismo también subía nuestra paga.

— Me toco cazador — dije para mi misma, mientras me dirigía hacia el bosque.

Gracias a mis habilidades con el arco, la cacería se me hacia pan comido, ya que era algo que practicaba desde pequeña, al llegar al inicio del bosque, note que era muy diferente, no estaba tan oscuro pero tampoco entraba mucha luz, era casi perfecto para que los cazadores entrarán.
Al estar usando mi capa, se me haría facil camuflarme entre los arbustos y árboles.

Entre y busque un punto fijo para esperar a mi presa, di varias vueltas hasta que encontré un árbol que tenía varias ramas que hacían sombra por las hojas y seria perfecto para camuflarme, empecé a trepar con cuidado para evitar alguna lesión grave.

llegue a una rama que estaba bastante bien y no estaba tan alta pero desde abajo no se podía ver nada, mientras buscaba con la mirada desde lo alto, vi un ciervo que andaba rondando esa area, agarre mi arco y saque una flecha, gracias a que la rama era resistente, me pare arriba de ella.
Al instante solté la flecha y fue a una velocidad que mato al ciervo de golpe dándole directo al corazón , al estar escondida, no le dio tiempo de correr.

Baje del árbol, y fuy hacia donde estaba el ciervo, en lo que me acercaba alguien me detuvo.

—¿Qué hace una bella dama, sola en el bosque? — pregunto el desconocido, tomándome del hombro.

—No me toques — respondí dándole un manotazo para quitar su mano de mi hombro.

—Que agreciba eres — con una risita de satisfacción, mientras se tocaba la mano.

“Estúpido” pensé al instante.

Lo ignore y seguí caminando hacia el ciervo, por lo poco que vi su rostro, parecía tener unos 17 o 20 años, ya que estaba bastante jovén; al llegar al ciervo, me arrodillé para ver donde le había dado y efectivamente le di justo en el corazón, en lo que lo analizaba, escuche pasos que se acercában.

—Vaya si que esta grande — dijo el desconocido—. ¿Tú lo cazaste? — pregunto.

—Sí, fuy yo — le respondí de mala gana —. ¿Hay algún rio cerca? — pregunte aprovechando que estaba hay.

—Si, esta por aya —respondió señalando la dirección

Le quite la flecha al ciervo y amarre las patas delanteras y traceras, el chico al ver que estaba arreglando para cargarlo, se ofreció a llevarlo el, la verdad a mi no me afectaba mucho pero, no me gustaba la idea de quedar en deuda con el, camine atrás de él siguiéndole el paso y analizándolo.
El era más alto que yo, tenía el pelo rizado color negro casi azulado, era delgado pero se podía notar que hacía mucho ejercicio ya que estaba en forma y tenía los músculos bastante fuertes y formados qué se podían ver aún con la camisa puesta.

Llegamos al río, y dejó caer el ciervo serca del agua.

— Gracias — le dije, intentando ser “amable”.

— No hay de que — me respondió con una sonrisa el rostro.

Se despidió y se fue, después de un rato ya no lo vi, me quite la capa y la puse a un lado, me quite las botas y entre al agua, estaba fría, saque una daga qué cargaba en la parte del pantalón y la camisa, al ser pequeña y práctica se ajustaba perfecto a ese espacio.

Empecé a abrir el cirevo y sacar lo que sería bueno y lo que no, después de un buen rato en el rio, salí del bosque, ya era tarde.

Fui hacia el gremio, y entregue parte de la carne, para venderla y otra parte me la guarde, la había llevado en hojas qué sabía que no eran venenosas ni dañinas.

Me dieron una gran cantidad de dinero, ya que aparentemente, no muchos lograban casar ciervos.

No me solprendio mucho, ya que los ciervos son animales que casi siempre están alerta, se mueven rápido al escuchar algo fuera de lo normal.

Al salir del gremio, camine hacia la casa para ver si mis hermanos ya habían llegado, al llegar la señora me recibió con una sonrisa

— Parece que trabajaste duro —
Me dijo la señora.

— Me esforcé un poco — le respondí.

Saque una parte de la carne de ciervo y se la entregue, la señora me agradeció, subí las escaleras y toque la puerta de Karina, para ver si había llegado.

— Pasa — dijo Karina desde adentro.

Abri la puerta y estaba arreglando unos libros, pude deducir que le había tocado ser maestra.

—¿Qué te tocó? — me pregunto, viendo que la la observaba.

— Cazadora, ¿y a ti? —le respondí.

—Me imagine que te tocaría cazador — Dijo con una sonrisa —. A mi me toco ser maestra — respondió.

Estuvimos un rato hablando, pero ya mi cuerpo no resistía mucho, me despedí y entre a mi habitación, fuy directo hacia la cama y me quedé dormida.

A la mañana siguiente, desperté y me di cuenta que se había hecho tarde, me bañe y cambié rápido, baje las escaleras con prisa pero me detuve,

—Buenos días jovencita —me dijo la señora con una sonrisa.

—Buenos días — le respondí con una sonrisa.

Salí de la casa y camine para explorar un poco más, este pueblo ya que al ser nuevos no conocíamos mucho, en lo que caminaba no pude evitar dejar de pensar en aquel hombre, nuevamente no estaba atenta en el camino y tropecé con alguien.

—¡Ay! —  

—¿Estas bien? — me pregunto el desconocido.

—S-si, creo que si — respondí, levantándome del suelo y poniéndome de pie, sacudiendo algo de polvo que tenía.

—¿Qué no eres la chica agreciba de ayer? —Pregunto.

No podía creerlo, era el mismo chico del día anterior que me había ayudado.

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