Capítulo 5 : Una Muerte Silenciosa

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Esa misma noche salí de mi habitación para ir afuera , al salir Karina y Dereck me esperaban.

Mire a Dereck, su cabello café ondulado había crecido y algunos mechones le tapaban el rostro, lo que no dejaba ver sus hermosos ojos café oscuro, usaba un pantalón negro estilo militar y un suéter verde oscuro, a juego con unas botas negras.

En su mirada se podía notar que le había dicho todo a Karina, la cual estaba parada en frente mío con una postura firme y mirada amenazante, como toda una alfa, lo que hacia que resaltaran sus ojos de un color gris bastante oscuro, su largo cabello negro con mechones blancos, la hacían ver más intimidante aún.

Intente esquivarla pero me detuvo agarrándome por el brazo.

—¿A donde crees que vas? — su mirada intimidante cambio a una de preocupación —, no puedo perderte a ti también.

Sus palabras tocaron el fondo de mi corazón y pude recodar un pequeño fragmento donde ella había sido más que una hermana, fue casi una madre.

—T-te prometo regresar en una pieza — intente asegurar que nada me pasaría, jalé mi brazo y la abraze, Dereck se nos unió también.

Al salir del abrazo, los dos me miraron preocupados, yo solo les di una sonrisa y me aleje, baje las escaleras donde la señora aun estaba despierta, escuchando nuestra pequeña conversación, le pedí la llave para salir.

—Ten cuidado — duda en si darme o no la llave, pero al final me la da.

—Lo tendré Margarita.

Salgo de la casa y camino hacia un pequeño parque, miro de reojo y logro ver a Karina, Dereck y la señora Margarita, observandome desde una ventana con preocupación.

Sigo caminando un rato hasta llegar al parque, me siento en uno de los bancos que hay, aprecio la bella noche, la poca luz de las lámparas en las calles, miro al cielo nocturno y aprecio a la luna llena en todo su esplendor, el sonido de los grillos y la leve brisa que rosa mi rostro.

Todo eso acaba cuando escucho pasos acercarse, sigo apreciando la luna como si no me hubiera dando cuenta, de pronto los pasos se detienen en seco, y alguien aparece de frente.

—Buenas noches señorita — un hombre alto y de bastante edad ya —. Estas no son horas para salir.

—Quería tomar aire fresco — respondo lo más normal posible.

—Pues lamento, mucho hacer esto — dijo.

Dicho eso, hizo una señal con la cabeza y el de atrás me dio un golpe que hizo que perdiera el conocimiento de inmediato, todo se volvió oscuro por unas horas;intento abrir los ojos, pero no puedo ver nada, todo se ve borroso y solo siento que me están cargando para llevar a otro lugar fuera del parque, después de lo que pareció una eternidad, me tiraron al suelo frio de cemento.  Quitaron la capucha que me tapaba el rostro y se alejaron hacia la puerta.

—Nos pagarán muy bien por esas dos — dijo uno de ellos.

¿Dos?

Espere a que se fueran, al estar segura que ambos se habían ido, me levante aún con la vista borrosa, mire mi alrededor, era algo que Karina me había enseñado cuando íbamos de caza, era buena técnica cuando se trataba de animales grandes.

Parecía ser una pequeña cabaña abandonada, un foco que daba poca luz, en lo que miraba note algo diferente, una chica peliroja.

A ella la habían traído antes que a mí, lo note por su vestido rasgado, estaba despertando por lo que me acerque, al verme se asustó y casi grito, le tape la boca con ambas manos para que no ocurriera y nos descubrieran.

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