we can't be friends [ Tristán Lionés y tú]

¿Abominación, o maldición? - Arturo Pendragón.

16 años, 16 malditos años desde que mi nación Camelot fue destruida. ¿Y todo para qué? Para ser el refugio de la asquerosa raza Demoníaca. Debo agradecerle a aquel hombre... a ese que admiraba tanto y en algún  momento había deseado con fervor ser igual a él. Meliodas Lionés, el nuevo rey de Lionés.

El descendiente directo del Rey Demonio, quién estaba destinado a ser el sucesor y monarca de la raza que fue responsable de esto; ahora se encarga de dirigir la mayor ciudad. Y su esposa, Elizabeth Lionés. Quién fue responsable de tantas muertes al igual que Meliodas, la humanidad ha perdonado todos sus pecados sin siquiera cuestionarles. Y lo peor de todo, es que el sucesor al reino es una completa abominación.

Mitad demonio, parte de Diosa y parte humano; heme aquí, Tristán Liones. El cuál fue concebido tiempo después de la masacre de Camelot. Él será el encargado de pagar los pecados de sus padres, y el resto de los siete pecados capitales.

Hace cuatro años, me encargué de orquestar un sabotaje al reino de Lionés. Siendo más preciso, a la reina de Lionés. Con ayuda del que antes fue líder de las Pléyades del Cielo Azul, Deathpierce. Él fue uno de los mejores caballeros sacros durante la guerra santa, sin embargo... La raza de las Diosas se encargó de quebrantar su espíritu; y ahora odia con fervor a toda raza que no sea humana. Y en cambio, le otorgué un báculo. Dicho báculo contenía una mínima fracción del poder de Caos, pero lo demasiado poderosa para invocar una maldición que acabaría con la Reina Elizabeth rápidamente.

Pero hace cuatro años, no teníamos la información dónde se nos especificaba que el príncipe Tristán también era usuario del poder de la oscuridad.

― Mi señor Arturo ― comenzó Deathpierce mientras se arrodillaba ante mí ― he fallado ante la encomienda que se me ha dado. El príncipe Tristán, ha acabado con la maldición de su madre. Y ha sido ayudado por el príncipe Lancelot, heredero al reino de Benwick.

― Con que Lancelot se ha convertido en un hombre muy fuerte, ¿cierto? ― mencionó Merlín saliendo de las penumbras.

― ¡Merlín! ― exclamé molesto ― ¿tú ya sabías de esto?

― Arturo, cálmate. ― suspiró ― Sólo me sorprende qué el hijo de Ban, quién hace 16 años portaba el nombre del zorro de la avaricia, haya superado a su padre. Y de igual manera, el hijo de Meliodas. Quién fue capitán de la orden y portaba el pecado de la ira.

― El poder de sus pecados no son nada contra la fuerza del Caos, lo sabes Merlín. ― finalicé molesto.

― Mi señor, si me lo permite... hace unos días escuché rumores de una profecía que involucraban a cuatro individuos, que se encargarían de destuír el mundo como lo conocemos. ― titubeó Deathpierce.

― ¿De qué se trata todo esto, Merlín?

― Han surgido rumores que cuatro caballeros serán los responsables de traer destrucción a todo lo que conocemos. El primero de ellos, se le conocerá como el caballero responsable de traer la muerte consigo a donde quiera que vaya. El segundo, iniciará guerras sin fin; las cuáles podrían llevarnos a nuestra destrucción. El tercero, se encargará de traer pestes a nuestro reino. Enfermedades desconocidas y plagas mortíferas estarán vagando por la tierra. Y el cuarto caballero, se encargará de traer hambruna al reino. Habrá escases de recursos, la vegetación se pudrirá, y nuestras cosechas serán nulas.

― ¿Y cómo se les conocerá a dichos seres, Merlín?

― Los cuatro caballeros del Apocalipsis.