Un golpe de realidad

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Kouyo estaba feliz, aunque no le gustaba admitirlo, en un punto de su vida le hubiera encantado tener una familia y vivir tranquilamente. Pero la vida nunca es como quieres y ella termino trabajando para la Port Mafia, se había rendido por completo con su sueño de tener un hijo hasta que Mori trajo a un pequeño pelirrojo a la mafia.

A primera vista era un niño completamente lamentable, sus ropas estaban rotas y sucias, usaba vendas como alguna especie de zapatos, sus ojos azules estaban completamente muertos y de notaba que había llorado, tenía manchas de sangre por todas partes y esa expresión, la expresión de haber visto algo completamente horrible.

Se sintió mal por él niño, pero luego lo miro nuevamente. Estaba viendo fijamente una de las pinturas que decoraban los pasillos de la mafia, sus ojos azules se iluminaron, sus mejillas recobraron la vida y una sonrisa nació en su rostro.

Kouyo supo en ese momento que ese niño aún podía salvarse, ese niño aún no se había perdido completamente en la oscuridad.

Iba a convertirlo en alguien fuerte, para que no fuera a sufrir en la mafia, como muchos de los miembros.

Yuri era curioso y muy hablador, no tenía modales y era pésimo para los estudios. Aún así, a kouyo le hacía feliz.

¡Y era tan lindo como una niña!

Los razgos del niño eran delicados, fácilmente podría ser confundido con una niña.

Aún así, se resistió a la idea de comprarle ropa femenina al pequeño, no podía obligarlo a vestir cosas de niña aunque se muriera de ganas por ver lo adorable que se vería con esas prendas.

– Yuri-Chan te traje... – Abrió la puerta y se congeló al ver la escena.

Mori estaba sentado en la cama del pequeño y el pelirrojo llevaba puesto un vestido verde esmeralda.

La expresión en el rostro de Mori le causó escalofrío, esa sonrisa que tenía era asquerosa.

– ¿¡Qué demonios haces!? – Alzó la voz enojada.

– Kou-Kouyo-kun... Buenas tardes. – Se levantó de la cama y alzó los brazos en signo de paz.

Estaba siendo apuntando por la katana de Konjiki Yasha.

Yuri por primera vez presenció la habilidad de Kouyo y estaba muy emocionado.

– ¡Qué genial! – Dijo mirando fijamente al fantasma convocado por Kouyo. – Ane-san ¿Cómo se llama su habilidad?

Kouyo olvidó que estaba haciendo en ese momento, Yuri se veía muy tierno admirando su habilidad y aunque le molestará, el vestido que le había dado Mori le hacía ver más encantador.

– Oh mi dulce niño, se llama Konjiki Yasha. – Le dijo acariciando su cabeza. – Y la próxima vez que esté enfermo te pida usar algo raro debes llamarme primero ¿Esta bien?

Yuri asintió algo confundido ¿Había hecho algo mal?

– Te traje nueva ropa, así que cambiate y vea entrenar. – Le dio una gran bolsa de papel.

Yuri la tomo en sus manos y fue hasta el baño a cambiarse.

– Tu vienes conmigo rata despreciable. – Dijo en voz baja. – ¡Yuri-Chan! ¡Tenemos que irnos! ¡No vayas a faltar a tus clases!

El niño respondió un "Si señorita" desde el baño y kouyo arrastró a Mori fuera de la habitación, estuvo casi todo el camino insultandolo por lo que había hecho.

Se dirigían a la sala de reuniones de los ejecutivos de la mafia.

– Por cierto ¿Hasta cuando Yuri estará como reservas? – Preguntó.

Bungo stray dogs: El guardián de la lluvia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora