CAPÍTULO DOS | EL SINIESTRO HECHICERO

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Las sombras reptaban por los rincones cuando el sopor del sueño se apoderó de los reyes. En medio de la bruma onírica, una presencia se materializó ante sus mentes agotadas por la guerra. Ojos centelleantes que escrutaban el alma, y una voz sedosa que susurraba revelaciones imposibles.

Al principio, el Hechicero Oscuro era sólo una sombra etérea que se escurría por los sueños de Hevel y Kayin. Pero noche tras noche fue tornándose más nítido, hasta adoptar una forma propia en el reino onírico. Tras espiar los corazones corrompidos de los reyes, decidió actuar.

La primera noche, se presentó descaradamente ante Hevel en un pasillo que se perdía en el infinito.

"Hevel, tu búsqueda de orden es noble, pero limitada. El nefesh puede llevarte más allá, al control absoluto de Zahor. Yo conozco su fuente primigenia. Únete a mí, y te entregaré ese poder."

Hevel frunció el ceño, escéptico. "Hablas de sueños y quimeras. El nefesh es sólo un mineral, sin importar su origen."

El Hechicero esbozó una sonrisa maliciosa. Extendió una mano y el pasillo se desvaneció, reemplazado por un firmamento estrellado con luces jamás vistas por ojos humanos.

"Los sueños no mienten, mi estimado rey. Más allá del velo de tu realidad, existen verdades que te convienen escuchar."

Hevel contempló maravillado las constelaciones alienígenas, sintiendo que su cosmología se expandía vertiginosamente. Al despertar, una certeza ardía en su mente: debía obtener el nefesh.

Mientras tanto, Kayin recorrió la biblioteca de Zahor con el Hechicero como guía. Éste le mostró pergaminos cifrados, revelando fórmulas arcanas sobre el nefesh.

"Tu curiosidad es infinita, como los secretos que el nefesh todavía aguarda, Kayin. Únete a mí, y son todos tuyos."

Kayin vaciló. "Mis eruditos no mencionan ese conocimiento. ¿Cómo lo obtuviste?"

El Hechicero sonrió. Tomó un pergamino en blanco y trazó con un dedo una escritura llameante que Kayin no pudo descifrar.

"Hay puertas que tus eruditos no se atreven a cruzar. Pero tú y yo no tememos a lo desconocido."

Kayin despertó sedienta de descubrimiento. Debía alcanzar a Tévar y desenterrar los secretos del nefesh.

Los reyes acudieron presurosos a consultar a sus consejeros sobre lo que el Hechicero les había revelado. Para su asombro, los detalles resultaron precisos según los anales antiguos. Esto avivó su ambición por obtener el mineral.

La siguiente noche, el Hechicero convocó a ambos reyes conjuntamente en el reino onírico. Frente a ellos se abrió un portal a otro mundo, desafiando su sentido de lo real.

"Mis nobles señores, les ofrezco expandir sus horizontes más allá de Zahor."

Los reyes intercambiaron miradas recelosas, pero la visión del firmamento violeta disipó sus dudas.

Kayin fue la primera en hablar.

"Esto cambia todo. El nefesh es más extraordinario de lo que creíamos. Debemos descubrir todos sus secretos."

"Por primera vez, concuerdo contigo." admitió Hevel. "Imaginemos lo que podríamos lograr con ese poder."

Satisfecho, el Hechicero guió a los cautivados reyes a través del portal, hacia las entrañas de lo que parecía ser Tévar. Un océano violáceo se extendía hasta el horizonte bajo un sol negro. Los reyes contemplaron maravillados el paisaje alienígena.

"Bienvenidos, gobernantes de Zahor. Esta es mi dimensión, a la que pocos acceden. Síganme y encontrarán el conocimiento que buscan."

Embriagados por la magia del lugar, los reyes siguieron al Hechicero hacia lo desconocido. La ambición los había cegado, y ahora eran peones del siniestro ente que los conducía a un destino incierto.

Ashes of HopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora