Bajo el firmamento insondable de Tévar, Hevel y Kayin siguieron a sus espectrales guías a través de parajes desolados. El camino serpenteaba entre cañones y riscos, hacia los dominios de la Montaña Sagrada donde el nefesh aguardaba en las profundidades.
Los reyes habían escuchado leyendas sobre esta luna. A simple vista parecía desprovista de vida, pero ocultaba maravillas en su interior. Si lograban demostrar su valía, el fabuloso mineral sería suyo.
Kayin miró a su hermano con aprehensión. "Confieso que los peligros que acechan en la montaña me inquietan, Hevel. Anhelo el poder del nefesh, pero temo no estar preparada para las duras pruebas."
Hevel le puso una mano en el hombro para reconfortarla. "Comparto tus recelos, hermana. Pero si mantenemos la mente fría y el espíritu encendido, lograremos superar cualquier desafío."
Tras horas de marcha, llegaron ante un intrincado portal cubierto de misteriosos símbolos que brillaban tenuemente. Los reyes pasaron sus dedos sobre las runas, intentando descifrar su significado.
"Parecen contener advertencias y sabiduría antigua." murmuró Kayin.
Sus guías les indicaron telepáticamente que éste era el acceso a las pruebas que juzgarían su espíritu.
Con solemnidad, Hevel y Kayin cruzaron el dintel de piedra y se internaron en la oscuridad. Sus pasos resonaban en un túnel que descendía hacia las entrañas del planetoide. Conforme avanzaban, el aire se tornaba más densamente cargado de azufre.
Finalmente vislumbraron una luz rojiza al final del camino. Emergieron en un páramo desolado iluminado por lenguas de lava provenientes de profundas grietas. Un largo y angosto puente de obsidiana cruzaba un abismo de cientos de metros de profundidad hacia lo que parecía un alto muro formado por incontables cristales negros.
Conforme se aproximaban al frágil puente, aullidos y lamentos surgían de las sombras. Los cristales del muro parecían vibrar, emanando una inquietante melodía funeral.
De pronto, el puente se sacudió violentamente y varios bloques se desprendieron hacia el vacío.
"¡Saltemos, rápido!" gritó Hevel. Lograron evadir la caída y siguieron avanzando, sorteando los nuevos huecos.
Exhaustos, finalmente llegaron ante el tétrico muro onyxino. Súbitamente, dos altas criaturas felinas de rasgos reptilianos y brillantes ojos ambarinos se materializaron ante ellos. Los guardianes de la montaña hablaron con voces susurrantes que resonaban en sus mentes:
"Para trascender la muerte, deben desprenderse de su apego al pasado..."
Kayin apretó los puños con frustración. "¡Mis posesiones no definen mi valía!"
Hevel la miró con gravedad. "Es cierto. Pero ambos aún cargamos recuerdos que enturbian nuestro camino, hermana. Reflexiona en tu interior."
Tras unos momentos de duda, Kayin se quitó un brazalete de la infancia y lo arrojó al vacío. Hevel hizo lo mismo con un medallón familiar.
El muro vibró intensamente y se abrió ante ellos con un chirrido ensordecedor. Más allá se extendía un majestuoso bosque de cristales etéreos que entonaban una sinfonía al viento. Era como un cementerio de memorias olvidadas.
"Hemos dado el primer paso." dijo Hevel en voz baja. "Pero la jornada es larga y queda mucho por redimir."
Contemplando el bosque con asombro y pesar, los reyes continuaron su accidentada travesía de purificación espiritual.
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Ashes of Hope
FantasyEn un planeta devastado por la guerra entre dos reyes mellizos, un hechicero siniestro los transporta a un mundo paralelo donde deberán enfrentar pruebas descarnadas que los llevarán a cuestionar sus ambiciones. En esta dimensión espectral, explorar...