Bochorno

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El ambiente era muy opresor, el latino sentía mucho bochorno, no podía mover su cuerpo.

- España, ayuda-

-Weyes tengo miedo-

-¿Acaso se me subió el muerto?-

Al decir esto último abrió sus ojos y efectivamente un muerto viviente estaba encima de él.

Por toda la vivienda solo se escucho un sonoro cachetadon y un quejido de perro pateado.

-Que cruel- dijo un Nazi sentado en el frío piso mientras se soba su mejilla derecha.

El mexicano solo lo mira con cara de odio puesto que por su culpa se levanto una hora antes de lo acostumbrado.

-Espera un momento... tu me noqueaste la noche en que me revivieron- menciono el rubio recordando como al día siguiente desperto con un gran dolor en su bello rostro.

-Si pero que esperabas, te apareciste de la nada y lo primero que hiciste fue tocarme una nalga enfrente de todos- por culpa de esto USA lo ha estado molestando.

-No toda la culpa es mía, después de todo tu estabas enfrente de mí con un traje muy sensual- se podía notar la lujuria en sus ojos.

El moreno le lanzo una almohada a la cara y se levanto de su acogedora cama.

El aleman solo se quedo observando la hermosa silueta de su amado, no podía creer que el latino siguiera usando camisas holgadas y unos shorts para dormir, pero para su maldita suerte seguía con esta costumbre.

-Mejor usa mis camisas- penso el rubio pero realmente lo dijo, lo que provoco que México se sonrojara a más no poder.

Después del incómodo momento México opto por ir a comer. Sin embargo, cuando llego a la cocina se encontró con Tlaxcala.

-¿Qué haces aquí?- pregunto el moreno en tanto agarraba la caja de confleis.

-Te estoy cuidando-

-Y como por qué?- ya estaba sentado listo para comer.

-Pues...- señalo al aleman que estaba bajando por las escaleras.

-Yo puedo cuidarme solo- dijo algo molesto.

-Lo se pero no confío en él- en ese momento el europeo miro con fastidio al estado por su parte Tlaxcala solo lo ignoro.

-Muchacho, te aseguro que no hare algo que lastime a tu padre desde este momento- dijo con una sonrisa ladina.

-Wey, ¿no te mordiste la lengua?- solto el pelinegro de forma burlona.

-Tienes razón tu cuida a mi a'pa como lo hizo el señor Irlanda o el señor Austria después de la guerra- con esto logro que la cara serena del nazi se convirtiera en una lleno de odio y con ganas de matar.

México por su parte se estaba muriendo de nervios. Sabía que para mañana no iba a caminar del todo bien.

Nos reencontraremos en el infierno (Resubido).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora