capitulo 4

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Seguí llorando hasta que mis sollozos disminuyeron y me quedé sin más lágrimas. De verdad que no puedo evitar sentirme mal estando sola en mi propia casa.

Tal vez debería empezar a acostumbrarme a mi propia compañía cuando no tengo a nadie a mi lado.

No debería importarme si estoy solo yo aquí, no debería depender tanto de los demás.

Me estoy sintiendo una carga.

Si hago algo que me distraiga quizá no estaría pensando tanto o llorando.

Está decidido. No puedo seguir así, saldré al pueblo a ver qué hago, incluso puedo buscar un trabajo. No es mala idea ya que además de distraerme me ayudaría con otros gastos.

Me levanté del sofá, fui a cambiarme el uniforme por ropa más cómoda, agarré mi bolsa y salí.

Tomé un autobús, está vez iré a comer fuera creo que hay maid café por las tiendas, también podría comprar algunas cosas allí.

Al ver mi parada bajé, camine al restaurante y entré. El lugar es casi como el cuarto de una princesa las paredes de color rosa pastel con blanco, solo a excepción del piso que es de cuadros con blanco y negro como el tablero de un ajedrez.

Una chica se acercó a mi con una sonrisa amable.

Sus ojos son cian al igual que su cabello largo recogido en dos largas coletas con piel clara, esta chica no es nada más ni nada menos que Saki Miyu la amiga de Kokona.

—¡Oh! Usted debe ser Ayano ¿Cierto?

—Así es, y tu eres Saki Miyu

—Si. He oído hablar de usted por Kokona-chan pero ¿Me conoce a mi? —preguntó inclinándo un poco la cabeza de lado confundida.

—No necesitas ser formal conmigo, y si, te he visto algunas veces con ella y también sé que son amigas

—Ya veo, por cierto gracias por ayudarla

—¿A-A qué te refieres? —pregunte con algo de nerviosismo.

—Tranquila, no hace falta que fingas conmigo sé que ayudaste con las deudas que ella y su padre tenían, gracias por ayudarlos —hizo una reverencia

—No necesitas hacer eso. No es para tanto

—¡Claro que sí! Era un asunto serio y difícil de tratar pero aún así lo lograste. Me hubiera gustado poder hacer algo pero no creo que se me haya ocurrido alguna idea o ni siquiera hubiera tenido el valor —bajo la mirada sintiendose mal.

Llevé mi mano a su mentón para que me mirara.

—No te sientas mal, aunque no lo creas hiciste mucho también, estuviste con ella en los malos momentos cuando se desahogaba y lloraba, tu siempre la escuchaste, consolas te y apoyaste. Eso algo que hace una verdadera amiga y se agradece

—¿E-En serio lo crees?

—Por supuesto

—Gracias por tus palabras. ¡Oh! Ya llevamos un rato de pie hablando desde que llegaste lo siento, ven sígueme, te llevaré a una mesa

—Gracias

La seguí mientras veía alrededor con más detalle, había chicas vestidas como camareras francesas pero de una forma más tierna llevando platos con la comida y bebidas. El aroma a comida llegó a mis fosas nasales abriéndome el apetito, es buen un ambiente y servicial.

Tomé asiento cuando llegamos a una de las mesas desocupadas.

—¿Que te gustaría ordenar Ayano-san? —pregunto dándome el menú.

no soy como tú, entiéndelo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora