Capítulo 1

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—Buenos días queridos oyentes, aquí el demonio de la radio transmitiendo desde la cabina habituada en el famosísimo Hazbin Hotel ubicada en el anillo del Orgullo..

Pronunció el pecador con euforia con su característico carisma e interferencia cuando hablaba, anunciando las noticias tiempo después. Como todas las mañanas, Alastor se levantaba con entusiasmo o algo parecido, se preparaba un café cargado dirigiéndose a su habitual estación de trabajo, desde hace unas semanas, Charlie le había pedido un favor al demonio y este era el promocionar el hotel desde su estación, pues el vídeo que tanto él como Vaggie grabaron no había funcionado, a Alastor se le hizo gracioso el saber quiénes llegarían a redimirse después de ver ese desastroso y a propósito vídeo mal hecho que se transmitió por todo el pentagrama haciéndolo reír como demente, pero terminó aceptando ese "favor" poniendo contenta a la princesa infernal.

Pero ese día el alfa sintió extraño el ambiente, no vio a Niftty correr como una loca por los pasillos matando cualquier insecto, o a Angel acosándolo cada que podía y tampoco escuchó a Charlie cantar como siempre ¿Qué ocurría?

Decidido, bajó por las escaleras encontrando el "problema" si es que podía llamarse así, la alfa demonio parecía una histérica quejándose del porqué no funcionaba todo lo que hacia, el olor que emanaba su esencia era agrio y fuerte, tenía un pizarrón enfrente haciéndola ver como una detective que no ha dormido en semanas.

—Es que no puedo Vaggie, no puedo hablar con él.

Charlie miró a su novia con preocupación y estrés, era cierto que los omegas eran débiles a los aromas de los alfas, pues notó como Angel se tapaba la nariz para no desmayar, pero Vaggie al ser una beta, no tenia ese problema, quería calmarse, calmar esas feromonas asquerosas que atormentaban a todos, pero simplemente no podía, la reunión que tuvo con Adán la dejó pensando, a pesar de que éste último hablara de cosas tan estúpidas como de él mismo y porque todos debían alabarlo, sólo hizo que acelerara el exterminio, ha ¿Por qué no podía hacer las cosas bien por una vez?

—Pero tienes que intentarlo, solo explicale lo que hacemos aquí, puede que eso lo convenza.

—Vaggie..

La pareja de Charlie parecía muy decidida en que le hablara a su padre aunque la alfa se negara rotundamente, pues no podía solo decirle a su progenitor "Hey tengo un Hotel para poder redimir pecadores y quiero que me hagas una cita con el cielo, porque aparentemente todo lo que hago no sirve e hice que aceleraran el extermino por insultar a Adán" no, simplemente no podía. El labio de la princesa se mordía con fuerza ante esa idea, pero el suave toque en su brazo que Vaggie le proporcionó provocó que sonriera, tal vez no tenia nada que perder.

—De acuerdo, hablaré con él.

Un suspiro salió por su nariz llevando el teléfono a la oreja, el número ya estaba marcado y escuchó los típico tintineos del otro lado, esperaba y contestara, pues su padre era una persona ocupada y le encantaría que tuviera algo de tiempo para ella por una vez.

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El rey de todo el infierno se encontraba ocupado creando su último trabajo, estaba tan cansado que podía dormirse sobre la mesa sino fuese porque obligaba a sus párpados a no cerrarse, pero valía la pena pues al fin lo había conseguido, así es muchachos..

"El Increíble Patito Que Puede Dar Una Voltereta Hacia Atrás y Que Además Escupe Fuego Ya Está Aquí".

Aquién engañaba, era una basura como todas sus creaciones, se agarró el cabello en una forma de desesperación sentándose en el suelo de su taller, la depresión cada vez era más fuerte, desde que su esposa desapareció, lo único que hizo fue encerrarse en su mansión durante todo este tiempo, aunque tampoco lo hacia estando ella a su lado revolotándole alrededor, pues más razones le dieron para no salir nunca. Estaba apunto de llorar hasta que su teléfono sonó dándole un susto, agarró el aparato notando que su hija, su preciosa hija le hablaba, oh por Satán, no pudo reprimir un grito y una sonrisa una vez contestó o tal vez no, pues no tenia ni la más remota idea de que le diría, como la saludaría o que se yo. Pero por no hacer esperar a su princesa respondió lo primero que se le ocurrió.

—Que tal perra...

Agh que imbécil.

Hola papá...

Se escuchó del otro lado, esa incomodidad se hizo presente, solo que Lucifer no lo notó o no quiso hacerlo, pues la demonio alfa estaba tan nerviosa que hablaba a tropezones, esa charla estaba tan tensa que los dos no supieron como continuarla, no fue hasta que la rubia decidió romper el silencio contándole a su padre cosas que realmente no le prestaba atención, pues estaba tan inmerso en sus pensamientos de como se vería Charlie de grande, si tenia pareja y vivía con esa pareja ¿Planeaba tener hijos? Pero sino fuera por eso último dicho por parte de la niña, aún seguiría divagando en su mente.

—Espera ¿Qué fue lo que dijiste?

Te digo que si por favor puedes hacer una reunión para mi con el cielo.

¿Hacerle qué en el cielo? Jajaja, era broma ¿Verdad? Una risa suave salió durante toda la plática haciendo que Charlie se jalara un poco el cabello ante la vergüenza que sentía en ese momento.

—Cariño, sabes no puedo hacer lo que me pides..

Papá por favor, lo necesito ¿No te acuerdas que te mencioné que estaba haciendo un hotel para redimir pecadores?

—Un hotel para ¿Pecadores?... Aún así Charlie yo...

Tan siquiera ¿Puedes venir a ver lo que hago? Por favor..

La suplica salió como si quisiera llorar, hacer que su papá aceptara y viera el hotel por él mismo era su única esperanza, redimir pecadores no era fácil y aunque tuviera la ayuda de un Overlord, no era suficiente para lograr el propósito de ayudar a las almas en pena.

—¿¡Tú me estas invitando a tu hotel!?

La alegría se notaba en su voz una vez escuchó eso, Lucifer no podía creer que vería a su hija nuevamente después de estar encerrado en su casa durante tantos años, así que con una respuesta bastante animada aceptó ir. Colgando el teléfono, se fue a arreglar para verse presentable, no quería que su hija lo viera en tan mal estado, con la cara exhausta, cabello desarreglado y pijama de patos, un chasquido de dedos fue necesario para lograr un conjunto mas formal, su habitual traje blanco, su sombrero de copa que relucía aquella magnífica corona rodeada de una serpiente, terminando con unas botas negras que le llegaban por arriba de la rodilla, listo. En un rápido movimiento se acercó a la gran puerta saltando de alegría señalando en el transcurso al pato mas cercano diciéndole que la depresión no le ganaría.

Mientras tanto Charlie, al escuchar que su papá llegaba, no pudo mostrar su entusiasmo, Vaggie fue la que rompió el silencio con un sonoro aplauso poniendo a "trabajar" a los residentes, la buena presentación ante todo dicen por ahí.

Y Alastor, bueno él en todo este tiempo se mostró expectante de todos los acontecimientos, su típica sonrisa de superioridad estuvo extendida en su rostro el tiempo necesario, pues veía como todos se movían de aquí para haya a una velocidad impresionante, la segunda al mando daba órdenes para que todo estuviera ordenado como también limpio y Charlie, ella aun no salía del shock ante la repentina aceptación, pues en su cara mostraba la felicidad que tenia, hasta que Sr. Pentious la movió y fue así como se desapareció para arreglarse un poco cayéndose debes en cuando ante la falta de sueño siendo ayudada por su amigo serpiente.

Así que el soberano vendría a mostrar la cara, vaya, eso puso al demonio mas que feliz aunque eso es decir poco, pues no quería esperar ante la llegada del rey y molestarlo un poco, solo un poquito, lo que Alastor no sabia es que el molestado seria él una vez el Serafín cruzara esas grandes puertas, iba arrepentirse una vez lo viera.

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